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Actualizado: 12 de junio de 2025
Sintió frío y pidió a Kate un ligero abrigo en que se envolvió pensativa siempre y silenciosa... Seguía aquella luz alumbrando en su alma, y a su reflejo parecióle contemplarse a sí misma por fuera de sí misma, como debía de contemplarla el desconocido Pedro Fernández, sentada en aquel pescante al lado de Jacobo... Instintivamente miró a este, y por primera vez en la vida parecióle lo que no le había parecido nunca: le pareció un cómplice.
La señora Morfeo había pasado todo el día buscándola, sin hallar traza que pudiera ayudar al descubrimiento de la fugitiva. Arístides fue llamado como presunto cómplice, pero aquel honrado muchacho consiguió convencer a la familia de su inmaculada inocencia.
Aun para los que desconocían los escabrosos detalles de estas relaciones públicas del marqués con la tierna recién casada, la circunstancia precisamente de la extremada juventud de su cómplice, le daba un aire de criminal corrupción de menores que causaba universal repugnancia.
Largas y vivas eran las discusiones sobre la persona que debería en realidad merecer la acusación. ¿Era el Príncipe el homicida? Y la nihilista ¿era inocente o cómplice? Las opiniones se dividían en esto también: según algunos, el hombre había cometido el delito por celos de Vérod, y, según otros, la mujer lo había cometido por espíritu de rivalidad.
Y eso era porque sabía que usted estimaba y había obtenido el afecto de la Condesa, aquel afecto antes desdeñado por él. ¡Así razona el corazón humano!... Entonces su cómplice le vio perdido, no solamente para el partido sino aun para ella misma, porque le amaba y sufría al pensar en que era de otra, al verse confidente de aquel amor resucitado.
Dignos de lástima eran aquellos dos seres, pertenecientes a la clase más numerosa y más compleja del país, por la confusión de vicios y virtudes que en ella había; pero Nazaria merecía más que su cómplice la compasión, porque valía un poco más, valiendo muy poco.
Lea usted, señor añadió presentándome el billete. Y cuando llegué a esta frase: Si se ofende al Cielo amando con toda el alma, es un crimen del que me acuso pero del cual él no es cómplice.
Si has sido cómplice, será preciso que me pagues todas las torturas que he sufrido por tu causa, las oraciones de mi hermana desesperada, las lágrimas de mi madre, cuya vida has truncado... La cara de Sorege, se contrajo, una arruga de amargura apareció en sus labios y con una rabia que ya no podía contener, dijo: ¡Basta ya de amenazas! ¡Demasiada paciencia he tenido ya!
Marenval recordaba algunas protestas de Jacobo, que nadie había tenido en cuenta. Cuando Jacobo fué preso, estaba en el Havre y nunca pudo explicar claramente qué había ido á hacer allí. Nadie había comprendido tampoco por qué se detuvo veinticuatro horas en vez de tomar el vapor y salir para América. ¿Qué esperaba? La acusación decía: un cómplice. Pero ¿cuál?
Sóislo muy poco... y en prueba de ello cuando no estáis preso... Me buscan... decís bien... y ahora me acuerdo... sois mi olvido de todo... ¿y de qué me había olvidado?... figuráos que anoche anduve cómplice en unas estocadas. ¡Apenas llegado! Es mi sino.
Palabra del Dia
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