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Actualizado: 3 de junio de 2025
Yo no sé lo que cantó: cuando el sentimiento se desarrolla, cuando domina, cuando inunda todo nuestro ser, la razón calla: yo no apreciaba, yo no comparaba, sentía, y aquel sentimiento me dominaba, me arrastraba hacia la mujer que producía en mí aquel sentimiento.
Se acordaba con amargura de sus primeras entrevistas con le Tas y de la acogida de la señora Chermidy. Cuando comparaba su situación presente con la que había soñado, se consideraba como el más desgraciado de los hombres, porque creía haber perdido lo que había dejado de ganar. La interrupción de una masa enorme que se movía pesadamente en el jardín interrumpió el curso de sus ideas.
¡Lástima que la última revuelta militar haya matado este libro antes de nacer! Ustedes saben que yo he cultivado la paradoja, como único pan que me nutre. Pues bien; esta obra iba á ser la mejor de todas las mías. Comparaba en ella á Wáshington con nuestro presidente, é inútil es decir quién de ellos quedaba sobre el otro.
Recordaba otras catedrales famosas, aisladas, en lugar preeminente, presentando libres todos sus costados, con el orgullo de su belleza, y las comparaba con la de Toledo, la iglesia-madre española, ahogada por el oleaje de apretados edificios que la rodean y parecen caer sobre sus flancos, adhiriéndose a ellos, sin dejarla mostrar sus galas exteriores más que en el reducido espacio de las callejuelas que la oprimen.
Ana veía en los pormenores de la vida de beata mil motivos de repugnancia; pero prefería apartar de ellos la atención: no dejaba que el espíritu de contradicción buscase las debilidades, las groserías, las miserias de aquella devoción exterior y bullanguera. No quería censurar, no quería ver. Pero a sí misma se comparaba al cadáver del Cid venciendo moros.
Parecía rejuvenecido con la belleza de su hija. Cuando volvió, fue unánime y calurosamente felicitado. Gerardo Lautrec improvisó, en honor de Elena, un soneto de rimas sonoras y raras, en el que la comparaba con las vírgenes de las Propilias y rimaba ánfora con canéfora, lo que es rico, nuevo... y no hace daño a nadie. Máximo de Cosmes a su hermano. 20 de agosto.
Allí volví a recordar aquella escena con todos sus pormenores... Sólo a través de la ventana de su cuarto se veía una débil claridad, y yo, contemplando aquella luz vacilante, la comparaba instintivamente con el resto de vida que aun anima a mi pobre Magdalena, cuando se extinguió de pronto...
Pensé entonces que, al verlos tan interesados el uno por el otro, comparaba tristemente su entusiasmo con nuestro silencio de enfado, y este pensamiento me conmovió. Querida Luciana... he debido comprender que esta expedición la ha puesto a usted nerviosa y que su rigor no era más que un efecto del cansancio... No he debido guardarle a usted rencor...
No le hubiera hecho gracia a Emma oír que se la comparaba con damas parturientas de sesenta años, y que se citaba, como ejemplo de belleza conservada milagrosamente, a Ninon de Lenclos, de quien nunca había oído ni el nombre la señorita de Silva. ¡Lo que sabía aquella Marta, que fue la que llevó la conversación de la tocología a la estética, para poder ella lucir sus conocimientos sin menoscabo de su decoro y prerrogativas de virgen pudorosa e ignorante en obstetricia!
El campo, cubierto de escarcha, tenía un aspecto encantado. Juno, extremadamente pálida, estaba tan linda con su traje blanco que no me cansaba de mirarla. Y la comparaba a aquella naturaleza fría y espléndida que ataviada con brillante blancura, parecía haberse puesto al unísono de su belleza. Después de almorzar subió a su cuarto para cambiar de vestido.
Palabra del Dia
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