Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de junio de 2025
Hoy acababa en bien, mañana no... Cantos, guitarreo... José Izquierdo, a quien llaman Platón porque comía en un plato como un barreño, arrojaba chinitas al picador... Villalonga y yo les echábamos a pelear o les reconciliábamos cuando nos convenía... La Pitusa temblaba de verlos alegres y de verlos enfurruñados... ¿Sabes lo que se me ocurría?
Tan pronto, acometido de cólera furiosa, proyectaba arrojar á su amigo de la tienda á puntapiés y pescozones, como, presa de profundo abatimiento, quedaba paralizado y devoraba su afrenta en silencio; comía poco, no bromeaba jamás y, contra su costumbre, bebía bastante vino. Al fin rompió la cuerda, como era de presumir.
La de Busdonguillo callaba y comía, no porque se acordara de que nadie puede tirar la primera piedra, sino considerando oportunamente que hay casas con tejado de vidrio.
Allí nadie iba a misa, ni ayunaba, ni rezaba; no había bula, se comía carne los viernes y el padre toleraba los chistes impíos de Pepe. Estuvo a punto de descargar su indignación en apóstrofes violentos, de los que tantas veces oyó a los señores que frecuentaban la casa de don Tadeo; pero se limitó a mirar a su hermano con lástima, diciéndole: ¡Parecéis judíos! No concebía mayor insulto.
El Cura, contra lo que yo esperaba de su tamaño, comía nada más que regularmente, y era limpio y reposado en el comer.
Y esto no sólo por el prestigio de su corbata, sino porque además era hombre de iniciativa y ocurrente. Cada una de sus frases, un poema de gracia. Cuando tenía que referirse a su propia cabeza, la llamaba «la calabaza.» «Yo conocí en Sevilla una señora decía que comía por la boca.»
Terminados sus negocios, se ocupaba de Mauricio. ¿Qué tal había trabajado? ¿Estaban contentos de él en el instituto? ¿Había estudiado sus lecciones? ¿Á qué había jugado en el recreo? Comía con el muchacho, que le daba conversación.
Cuando volvió a su casa, llamó a su mujer y le dijo solemnemente: Juana: la patria reclama mi cooperación, y necesito hacer por ella el sacrificio de prestársela. ¿Que la patria te reclama..., qué?... preguntó la oronda señora, dudando si la palabrilla se comía o se sembraba. Que el país desea que yo le represente en las Cortes añadió don Simón con parsimonia. ¿Y qué es eso?
Era como una ceguera y sordera moral, casi física. La culebra que se le había enroscado dentro, desde el pecho al cerebro, le comía todos los pensamientos y las sensaciones todas, y casi le estorbaba la vida exterior. Quería llorar; ¿pero qué diría la familia al verla hecha un mar de lágrimas?
Había dado, como siempre, muchas participaciones, por lo cual los doce mil quinientos duros se repartían entre la multitud de personas de diferente posición y fortuna; pues si algunos ricos cogían buena breva, también muchos pobres pellizcaban algo. Santa Cruz llevó la lista al comedor, y la iba leyendo mientras comía, haciendo la cuenta de lo que a cada cual tocaba.
Palabra del Dia
Otros Mirando