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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Eludian no obstante el precepto, y fué preciso que renovára el mismo mandato Inocencio IV, en 1250, de resultas sin duda de nuevas quejas de los cristianos ; y debieron los muzlimes ser acusados de iguales delitos, puesto que se hizo estensiva á ellos la obligacion de llevar en el vestido una señal para ser reconocidos y diferenciados de los cristianos y de los israelitas . Ademas de estos robos y torpezas cometian otras infracciones, pues se negaban á cumplir los privilegios otorgados á la iglesia catedral de Córdoba por D. Fernando III y su hijo D. Alfonso, en los cuales se mandaba que los judíos y moros que comprasen heredades de cristianos en todo el obispado, pagasen cumplidamente el diezmo como si los cristianos las poseyeran, y lo mismo de las heredades que arrendasen . Resistieron muzlimes y judíos esta prestacion forzosa; querian los vencidos ser de mejor condicion que los vencedores; y eran contínuas las quejas del obispo y del cabildo por la obstinacion de ambas sectas.
La gran escalinata criaba musgo entre sus peldaños, mientras por la escalera de los proveedores subían diariamente aquellos profesionales del «más allá», mal vestidos y de aspecto inquietante, que explotaban á la princesa, generosa como una reina lo que era , á cambio de ayudarla en el manejo del velador y de evocar fantasmas históricos que movían los tapices, hacían caer los cuadros de las paredes, cambiaban los sillones de sitio y cometían otras diabluras pueriles para hacer constar su muda presencia.
Creyeron que todo lo que se había adelantado, en 17 años de predicación pacífica, por el Partido Autonomista, iba a ser irremediablemente perdido; y un amigo particular mío, que se hallaba en Madrid cuando los primeros sucesos estallaron, que salió de España muy poco después y regresó a Cuba, hubo de declararme que en una entrevista que tuvo pocos días antes de embarcarse con el famoso tribuno español don Emilio Castelar, este le significó que en Cuba, se había cometido un acto de demencia irreparable, y que los que lo cometían y los que no lo cometían, en virtud de irremediable consecuencia de la solidaridad, verían perturbado el sistema político de Cuba, ya que aquellos sucesos lo harían volver mucho más atrás de donde se encontraba en el momento en que se iniciaron los primeros esbozos de un plan de reformas.
Los colosos que habían llegado después eran gentes bárbaras y viciosas, sin educación universitaria y de una capacidad estomacal que acababa causando grandes escaseces y hambres en la nación. Cometían tales desafueros, que finalmente había que suprimirlos.
En el Concilio celebrado en Toledo el año de 655 pidió á los prelados que con gran diligencia proveyesen la forma de cerrar el paso á los israelitas en los desmanes que á pesar de tantas leyes i castigos diariamente cometian.
Estas represalias eran entonces admitidas como justas, y no se consideraba en ellas mas que el desagravio de la religion ofendida. Pero conviene no olvidar que los enemigos del nombre de Cristo, así moros como judíos, daban con su conducta en Córdoba harto motivo para ser tratados con dureza. Con los judíos habia menos rigor, y sin embargo, ¿qué desmanes no cometian unos y otros?
El escándalo que á la puerta del templo se produjo fué enorme, y aprovechando entonces la confusión de los primeros momentos, don Bernardo huyó entre la gente, llegando á buscar asilo al convento del Carmen, que era el recurso entonces de los que cometían un delito.
Al ver Sola que pasaba un día y otro, que arreciaba la epidemia, que se cometían asesinatos horrorosos a ciencia y paciencia de las autoridades, pareciole que el Universo se descuajaba, que la máquina social y física del mundo se hacía pedazos, y que por jamás de los jamases se vería al lado de su legítimo dueño y consorte.
Ignoraba la suerte de la Plata y Potosí, y el éxito que habia tenido el ataque de la Punilla, que meditaba el Gobernador de armas, D. Ignacio Flores. Por instantes llegaban de todas partes españoles fugitivos, que ponderaban los extragos, las muertes y los robos que cometian los indios: nadie se consideraba seguro, y todos creian perecer irremediablemente á manos de la tirania.
Estos tiempos no eran para los caballeros; les habían declarado la guerra, se cometían toda clase de injusticias para mantenerlos relegados. Jaime gozaba de cierta popularidad en las sociedades y cafés de Barcelona y Valencia donde había juegos de azar.
Palabra del Dia
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