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Actualizado: 13 de julio de 2025


En dicho cerro están los indios Chiquillanes; que son muy domésticos y familiares con los españoles, y llegarán al número de dos ó tres mil indios. Tiene este cerro grande muchos cerros colorados al rededor, los cuales son todos de metales de oro muy rico, y al pié de este cerro grande, hay otro pequeño, que es de azogue, el cual se presenta como de un cristal muy fino.

Lo más gracioso..., no cómo me río, es que ella está echando chispas de rabia porque no puede gastar en bicocas... Vamos, que si esta tuviera dinero, gastaría un lujo asiático, y tendría lacayos colorados como ese Rey... El cual, la verdad por delante, es la persona más decente...

Acerquéme a ésta enseguida con la disculpa de enseñarla no qué chucherías que asomaban entre los papeles colorados de una caja a medio abrir; llevóse Neluco a los demás hacia el crucero, y la dije en cuanto nos vimos solos: Su madre de usted está en lo cierto, por lo que toca al destino de estas obras: no se hacen para solo; pero se equivoca en lo principal: en lo que presume de la reina con quien deseo compartir este humilde alcázar de mi señorío.

Ocho días después otra parroquia anuncia su Tedéum; los vecinos se proponen rivalizar en entusiasmo y obscurecer la pasada fiesta. ¡Qué lujo de decoraciones; qué ostentación de riquezas y adornos! El retrato del Restaurador está en la calle en un dosel, en que los terciopelos colorados se mezclan con los galones y las cordonaduras de oro.

Todos somos allá «blancos» o «colorados»; y no qué demonios hay en el ambiente, que los que llegan, sean de donde sean, apenas aprenden a hablar toman partido por unos o por otros. Yo mismo, señores, soy «blanco», más blanco que el papel, más blanco... que la leche; y mis hijos lo son también. Dos de ellos se me fueron al campo en la última revolución.

Abandonado. Mi mujer no aparece por aquí sino cuando hay visita... Entonces, , viene hecha un brazo de mar, oliendo a esencias y demonios colorados... Pero traerme las tisanas, apuntar las prescripciones del médico, hacerme un poco de compañía hablando o leyéndome algo... ¡De eso, nada!... Ahora le ruego que me cure el vejigatorio, y, en cuanto se lo digo, cambia del todo su fisonomía... Comienza a buscar salidas para zafarse.

Se sintió fuerte, con una audacia y un aplomo que nunca había tenido en el viejo mundo. «Yo sirvo para todo decía , si me dan tiempo para ejercitarmeHasta fué soldado él, que había huído de su patria por no tomar un fusil , y recibió una herida en uno de los muchos combates entre «blancos» y «colorados» de la Ribera Oriental. En Buenos Aires volvió á trabajar de tallista.

Era una patrulla de «colorados». El jefe habló con el mayoral. «¿Qué llevas ahí?» Y al saber que no llevaba otro pasajero que un pobre muchacho español, algunos jinetes avanzaron su cabeza por las ventanillas. «¡Ah, galleguito; «blanco» de mier... coles! ¡Déjate crecer el pelo para que te cortemos mejor la cabeza cuando seas grande!...» Lo decían riendo; pero yo, que sólo tenía trece años, me acurruqué en un rincón y deseaba meterme debajo del asiento.

Las manos le bailaban a Loppi del asombro. Ya ves, leñador le dijo el camarón, que no soy desagradecido. Ven acá todas las mañanas, y en cuanto digas: «¡Al morral, pecestendrás el morral lleno, de los peces colorados, de los peces de plata, de los peces amarillos. Y si quieres algo más, ven y dime así: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro»: P/ y yo saldré, y veré lo que puedo hacer por ti.

Dos señoras salían, con los ojos muy colorados de tanto restregarlos con el pañuelo, y decía la una a la otra, al llegar al zaguán: ¿Sabés la noticia que me han dado? que Goyita se escapó la semana pasada con un dependiente de almacén, y ésta es la causa de la apoplejía del padre. ¿De veras, ché? pues, la cosa no era para menos.

Palabra del Dia

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