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Actualizado: 21 de junio de 2025


Salomé miró con angustiosa calma las colgaduras remendadas y raídas, los muebles desvencijados y rotos. Doña Paulita dió un suspiro místico, y continuó en silencio. Coletilla, cuando emitió tan gran pensamiento, se levantó y se fué, después de saludar á las damas y hablar algo en voz baja con la más vieja de las tres.

Pero durante la permanencia de Clara en Ateca pasaron cosas que influyeron poderosamente en el resto de su vida. Vamos á referirlas, porque de ellas se deriva casi toda esta historia; y por tan importantes y graves, las dejamos para el capítulo siguiente, donde las verá el lector, si está decidido á no abandonarnos. #El sobrino de Coletilla.#

-Voy á explicarlo. #Bozmediano#. Antes de dar á conocer en toda su extensión el coloquio de estos personajes, conviene dar noticias de uno de ellos, ya harto conocido por el lector. El militar que en el segundo capítulo de esta historia vimos prestando auxilio á Coletilla y después introduciéndose furtivamente en su casa, se llamaba don Claudio Bozmediano y Coello.

, iré... pues no respondió Coletilla con mucha ironía. Yo también soy liberal. #Las arpías se ponen tristes#. Mucho le asombró á Lázaro lo que pasó en la casa de la calle de Belén el día después de su excursión á la plazuela de Afligidos, que fué el día mismo de la sesión que hemos referido.

Desde entonces la astronomía está en Ateca en lastimosa decadencia. #La compañera de Coletilla#. En Diciembre de 1808 militaba Elías, como hemos dicho, en una partida que había levantado en Segovia el Empecinado.

Señor murmuró, ya, ya ... Por el ruido parece como que vuelven. ¿Vuelven? dijo el Rey con ansiedad. ¿De dónde? De allí. ¡Vuelven! Tal vez trayendo por trofeo.... Mucho tiempo estuvieron los dos escuchando con grande atención y ansiedad. Pasaron media hora en silencio, sólo interrumpido por algunas frases de Coletilla y algunos monosílabos del Deseado.

¡Diantre de viejas! -No la sacamos de esa casa si no ahorcamos á las tres arpías de los tres balcones, y á Coletilla del tejado. -Estoy decidido ya á lo que te dije ayer. Si no la puedo sacar, me cuelo yo dentro. ¡Hombre, qué empeño! ... Eso ya pica en historia. Vámonos de aquí, que si Coletilla nos ve, de seguro cae de su burro; vámonos y hablemos del asunto.

En mi casa te espero; pero no vayas á ella sino convertido. ¡Ah, imposible! No iré. Pues adiós dijo Elías con decisión. Adiós repitió Lázaro con angustia. Coletilla salió. El joven no se atrevió á detenerle. No creyó que se marchaba hasta que le vió fuera, y sintió que el carcelero cerraba la puerta.

PARECE que en Croydon, cerca de Londres, la Liga antivacunista se ha opuesto violentamente a la vacunación obligatoria del vecindario. Un periódico español da cuenta del hecho poniéndole esta coletilla: «En todas partes cuecen habas.» Y esta otra: «¡Y aún hablan de l'Espagne et le Maroc!»... ¿Quiénes hablan de l'Espagne et le Maroc?

Estos y otros dos, que Lázaro no había visto nunca, subieron. Coletilla les había sentido en su sueño de lechuzo, y despertando súbitamente se adelantó hacia la puerta. ¡Hola, ustedes!... exclamó de repente; pero mudando de tono en un instante brevísimo, dijo con afectada frialdad ó indiferencia: ¿Qué se les ofrecía á ustedes?

Palabra del Dia

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