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Actualizado: 15 de septiembre de 2025
Por las noches algunas veces iban al café con la familia; otras, las más, se escapaban a algún teatro o vagaban cogidos del brazo por las calles solitarias, mirando los escaparates, entrando a lo mejor en cualquier tienda para comprar orejones o cacahuetes. Carlota empezaba a tener caprichos. ¡Qué noches aquéllas de dicha inefable! Paseaban horas enteras charlando.
La joven volvió también el rostro. Sus ojos se encontraron y sonrieron. Después, cogidos por los dedos, caminaron en silencio. Poco a poco iban acortando el paso. Al cruzar por delante de un caserío, les salió al encuentro un perro ladrando. Bastó que Andrés se bajara a coger una piedra para que el can se alejase. Este suceso les sirvió de tema para charlar algunos momentos.
Los dos amigos se levantaron y, familiarmente cogidos del brazo, pasaron á la sala de juego y se aproximaron á la mesa del baccará. ¿Juegas ahora? preguntó Tragomer. De vez en cuando, para pasar una hora. ¿Y ganas? Algunas veces. Tragomer miró á Sorege y dijo tristemente: No eres entonces como el pobre Jacobo. Ese no ganaba nunca.
De pronto, se vieron paseando cogidos del brazo, sin hablar, sin mirarse, pero sabiendo por mutua adivinación que la persona del uno ocupaba por entero el pensamiento del otro... Nadie en la cubierta. Sus pasos lentos resonaban lo mismo que en un claustro abandonado.
Los bagres son en todo, excepto en la magnitud, semejantes al patí: rara vez pesan libra y media, y los mas, mucho menos: tienen en cada ala, cerca de la cabeza, una espina fuerte y aguda, y se debe llegar á ellos con cuidado luego que son cogidos, porque viven largo tiempo fuera del agua. Su carne mollar y de buen gusto, y se pescan ya con redes ó con anzuelos.
MÁXIMO. Y este orden social en que vivimos nos envolverá en una red de mentiras y de argucias, y en esa red pereceremos ahogados, sin defensa alguna... manos y cuello cogidos en las mallas de mil y mil leyes caprichosas, de mil y mil voluntades falaces, aleves, corrompidas.
Cuando los abre de nuevo ve que se alejan cogidos de la mano. Los deja salir del jardín. Los sigue inmediatamente. ¿Adónde irán? Una vez en la corrada, observa que se sueltan y se dirigen a la casa. Entra en su seguimiento, pero ya habían desaparecido y no sabe en qué habitación hallarlos.
Después, cogidos de la mano, se quedaron silenciosos y recogidos, con los ojos fijos en aquel frágil emblema de su amor. Y cuando la mecha se carbonizaba, cuando la cera corría mal, eran de ver sus frentes sombrías y sus pupilas mojadas. La operación fue larga aunque los cirios eran modestos, pero los novios esperaron paciente y pasivamente siguiendo las etapas de su común destino...
Las pasiones están adormecidas, los odios descansan, los temores desaparecen, los partidos rivales marchan como hermanos cogidos de la mano, los enemigos se besan en la plaza pública. Esos hermosos días son como un alto preparado de etapa en etapa en un camino sangriento. Altos parecidos se encuentran en la vida más agitada y más desgraciada.
Estáis cogidos, odiosos impíos parecen decir las caras de los devotos asiduos ante la invasión de los nuevos filisteos. El coro nos pertenece como a vosotros, estúpidos santurrones parece que responden los impíos aludidos. Y unos y otros, al salir de la Catedral, exclaman con satisfacción: La verdad es que Aiglemont puede estar orgulloso de su coro. Se dice Aiglemont y no la Catedral.
Palabra del Dia
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