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Actualizado: 5 de mayo de 2025


Mientras ésta permaneció viuda de mi padre, su primer marido, llevé con paciencia su desigualdad de carácter y las consecuencias de su codicia; pero, a partir de la segunda boda, la vida se me hizo insoportable, porque además de hija sin cariño, a lo cual ya estaba acostumbrada, comencé a ser criada sin salario, lo cual me parecía el colmo de la maldad.

Si ántes era una rosa por linda y fresca, es ya la triste niña blanca azucena, que sufre y llora, y lágrimas y penas la descoloran. Y aunque el viejo la guarda como un tesoro, de las miradas torpes de avaros ojos, y celosías no dejan ver su encanto que el sol codicía;

Voló la esperanza causando una dolorosa impresión en el señor Gabriel Cornejo, que se despidió de nuevo murmurando: He sido un imprudente, no debía haber hablado tanto; yo confiaba en su codicia, pero está visto: su avaricia es mayor de lo que yo creía. Quiere hacer el negocio por solo.

Tres días después la mina de Laycacota había dado en agua, y su entrada fué cubierta con peñas, sin que hasta hoy haya podido descubrirse el sitio donde ella existió. Los parientes de la mujer de Salcedo inundaron la mina, haciendo estéril para los asesinos del justicia mayor el crimen a que la codicia los arrastrara.

Las voces y gemidos de los que cruelmente se herian y mataban, avisaron á muchos que se pudieron poner en seguro, y la codicia de los vencedores, que ocupados en el robo dejaban de matar, tambien dió lugar á que muchos se escapasen.

Unas veces el alma alcanzaba de un solo rapto las beatitudes de la pasión ideal; otras, la sangre clamaba impaciente por la suprema codicia. Ora soñaba que sus labios sorbían el éxtasis en los labios de su amada, cual paradisíaco rocío; ora, que sus deseos eran las abejas temibles cayendo en enjambre sobre una fruta entreabierta.

Engañábanlas sus maridos, o parientes, a unas con especie de piedad, a otras de codicia.

O queréis hacerlo vos solo dijo irritado por la codicia el tío Cornejo. Hablemos en paz, señor Gabriel dijo el cocinero mayor , y concluyamos, concluyamos de todo punto. No digáis á nadie lo que á me habéis dicho, porque podríais ir á la horca.

Las dos sonrieron, pero de distinto modo; la criada con la satisfacción de la codicia lograda; el ama, con la esperanza de la dicha.

Esta intimidad tiene sus inconvenientes y no faltan hombres que después de estar en cinta su novia la dejan burlada. Los padres saben estos casos, pero todo lo vence la codicia. Es verdad que una mujer á quien ha sucedido esto no pierde tanto como en España, ni le suele faltar pretendiente. Entre la gente rica se acostumbra á dotar á la mujer por quien ha de ser su marido.

Palabra del Dia

bagani

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