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Actualizado: 14 de junio de 2025
Al S.-O. ó la parte superior del rio, están la Esplanada de armas, la Ciudadela y el Arsenal militar, dominando el muelle. Al N-E. ó la parte inferior, se extienden los Diques «grande» y «pequeño», que abrigan un gran número de buques mercantes de vapor y de guerra y están rodeados por vastos almacenes de depósito.
El CASTILLO DE LA ALJAFERÍA, que no puede llamarse ciudadela ni por su posicion, ni por sus fortificaciones, se halla situado á la parte occidental de Zaragoza á la derecha del Ebro, entre este rio y la concurrencia de los caminos reales de Madrid y Pamplona, cuya linea dista tan poco que puede considerarse como tangente al foso: casi al nivel de éste y al pie del terraplen que lo forma por la fachada, se estiende la vega hasta el Ebro que corre á distancia de ochocientas á nuevecientas varas próximamente, y en direccion paralela.
Así lo pensaba yo al ver al actual pueblo saguntino subir desde la villa á la ciudadela. A la verdad, estas consideraciones históricas eran muy adecuado prólogo al épico suceso que aguardábamos.
Hace pocos años, todavía habría sido difícil al europeo llegar hasta el vértice de la montaña, porque los kleptos helenos, de infalible puntería, ocupaban todos los desfiladeros: allí se habían fortificado como en una ciudadela enorme, y desde allí, renovando la lucha de los dioses contra los titanes, emprendían expediciones contra los turcos del monte Orsa.
Asícomo la Iglesia ha sido durante tantos siglos una potencia dentro del Estado, el Béguinage es una pequeña ciudad extranjera en el seno de la ciudad civil. El de Gante se halla, como sus análogos de Bélgica, situado en una de las extremidades de la ciudad, equidistante casi de la antigua y la nueva ciudadela. Podría llamársele la ciudadela del ejército clerical.
Ahora nos atamos con el lazo de la confederación y de la amistad. COLDEN'S, History of six nations. El vencedor de la Ciudadela ha empujado fuera de los confines de la República a los últimos sostenedores del sistema unitario. Las mechas de los cañones están apagadas y las pisadas de los caballos han dejado de turbar el silencio de la Pampa.
Ni un rayo del sol penetra bajo aquellas cúpulas sagradas donde vaga el genio de toda una raza, de toda una civilización extinguida.... A la derecha, entre pabellones de yedra y tupidos arbustos y colosales olmos, se destacan las murallas y los torreones de la línea interior de fortificaciones que separaba la Alhambra propiamente dicha de los vastos jardines de la ciudadela.
El sol daba en los grandes olmos de follaje espeso de la Ciudadela y los enrojecía y los coloreaba con un tono de cobre. Bajando desde lo alto, por senderos de cabras, se llegaba a un camino que corría junto a las aguas claras del Ibaya.
Edwin se sentó sobre la tal ciudadela, que no llegaba á tener dos varas de alta, y en este sillón de piedra descansó mucho tiempo, mientras seguía el desfile del vecindario. Varias líneas de infantes y jinetes extendidas ante sus pies le separaban de la inquieta muchedumbre, evitando nuevas familiaridades.
Como buen vagabundo era aficionado a la contemplación de la Naturaleza. El viejo y el muchacho subían a las alturas de la Ciudadela, y allá, tendidos sobre la hierba y las aliagas, contemplaban el extenso paisaje. Sobre todo, las tardes de primavera era una maravilla.
Palabra del Dia
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