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Actualizado: 6 de julio de 2025
Así como la naturaleza influye en el arte, ya que Fidias y Praxiteles no hubieran esculpido las maravillosas imágenes de Júpiter, Minerva y Venus, si no hubieran tenido modelos de gran valer, así el arte influye en la naturaleza, porque las mujeres y los hombres, que contemplan lo bello en las representaciones artísticas, se enriquecen la imaginación, é influyendo esto en todo el organismo vital, hace que nazcan chiquillas y chiquillos preciosos.
Las otras chiquillas cogieron a los mocosos, como habrían cogido una muñeca, y poniéndoselos al cuadril, volaron por aquellos corredores. «Vamos dijo Guillermina a su guía , no las riñas tanto, que también tú eres buena...». ii Avanzaron por el corredor, y a cada paso un estorbo.
Por servir a una morena tan sandunguera.... Vas a valer más pesetas con el tiempo.... Hombre, ¿no repara usted Baltasar, lo que ganó desde el año pasado? Mucho más guapa está declaró Baltasar. ¿Pero estas chiquillas no cantan? interrumpió con dureza Josefina García . ¿Han venido aquí a hacernos tertulia? Para eso, que se larguen. No se ganan los cuartos charlando.
No he podido hablar nunca el castellano rápidamente, y entonces, menos. Además, como buen vasco, he sido siempre un poco irrespetuoso con esa respetable y honesta señora que se llama la Gramática. Las dos chiquillas charlaban haciendo monerías y gestos expresivos. Dolorcitas, a pesar de ser hija de vascongados, era tan aguda y tan redicha como una gaditana.
Las pequeñuelas, si los mayores se descuidaban, rompían la consigna y se echaban a la calle, en reñida competencia con otras chiquillas pedigüeñas, correteando de una acera a otra, deteniendo a los señores que pasaban, y acosándoles hasta obtener el ochavito.
Ahora me va a decir a mí el señor a dónde va, cuando sale. Pues es muy raro... Pero, en fin, si vino, a usted le diría... ¿A mí qué había de decirme, si no le he visto?... Déjame que te explique. A las diez bajó a hacerme compañía, como acostumbra, una de las chiquillas de la cordonera, la mayor, Celedonia, que es más lista que la pólvora.
Casi al mismo tiempo otro ruido, que subía del portal, vino a dominar el ya formidable del aguacero; una algarabía, un chascarrás desapacible, unas voces cantando destempladamente con acompañamiento de panderos y castañuelas. Saltaron alborotadas las chiquillas, con Nisita a la cabeza.
Palabra del Dia
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