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Actualizado: 4 de junio de 2025
39 Y saldrá más adelante el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y cercará a Goa. 40 Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será Santo al SE
Creo... vamos, no puedo asegurar que me es desconocida, señora mía. Antójaseme que la he visto. ¡Oh! bien decía yo que... Sr. de Cedrón, ¡qué alegría me da! Tenga usted calma. Veamos: ¿esa Benina es una mujer vestida de negro, así como de sesenta años, con una verruga en la frente?... La misma, la misma, Sr. D. Romualdo: muy modosita, algo vivaracha, a pesar de su edad.
Ya le decía, don Melchor, por mí no tengo miedo ninguno. Pues entonces, esté tranquila... o, ¿quiere volver al lado de él? ¿Por qué me dice «eso», don Melchor? contestó ella aproximándosele aún más, bajando la voz como temerosa de ser oída, e inundándole con olor a cedrón de que tenía en la mano un gajo estrujado. Le pregunto, Ramona, porque bien podría suceder.
Así como el árbol de quina medra en las regiones donde abundan las fiebres, y el guaco y el cedron donde hormiguean las serpientes venenosas, así mismo Colonia, la ciudad clásica de la mugre y la hediondez, es la ciudad clásica de las fábricas de agua fortificante y perfumada.
Entrando en pormenores, que los herederos de Rafael anhelaban conocer, Cedrón les dio noticias prolijas del testamento, que tanto Doña Paca como Ponte oyeron con la religiosa atención que fácilmente se supone. Eran testamentarios, además del Sr. Cedrón, D. Sandalio Maturana y el Marqués de Guadalerce.
35 Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército; y a Sadoc puso el rey por sacerdote en lugar de Abiatar. 37 porque sabe de cierto que el día que salieres, y pasares el arroyo de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.
»Ese final, en que queda Melchor, afirmado en la tranquera, con su simbólico ramito de fresco cedrón, viendo partir a sus amigos, que se llevan jirones de su psicología, es de una naturalidad tal, que recuerda a los grandes maestros del arte literario cuando con los más sencillos elementos realizan verdaderas creaciones.
Añadió el Sr. de Cedrón que, no por sus merecimientos, sino por la confianza con que le distinguían los fundadores del Asilo de ancianos y ancianas de la Misericordia, era patrono y mayordomo mayor del mismo; y como a él se dirigían las solicitudes de ingreso, no daba un paso por la calle sin que le acometieran mendigos importunos, y se veía continuamente asediado de recomendaciones y tarjetazos pidiendo la admisión. «Podríamos creer añadió , que es nuestro país inmensa gusanera de pobres, y que debemos hacer de la nación un Asilo sin fin, donde quepamos todos, desde el primero al último.
Ya parecerá repitió el clérigo, y también Frasquito, como un eco: Ya parecerá. Si se hubiera muerto indicó Doña Francisca , creo que la intensidad de mi alegría la haría resucitar. Ya hablaremos de esa señora dijo Cedrón . Antes acabe de enterarse de lo que tanto le interesa.
Quiso hablar de su Nina, y dijo mil disparates. Como se oye un rumor de lejanas disputas, de las cuales sólo se perciben sílabas y voces sueltas, oía que Frasquito y los otros dos señores hablaban del asunto; creyó entender que la fugitiva parecería, que ya se había encontrado el rastro, pero nada más... Los tres hombres estaban en pie, el notario junto a Cedrón.
Palabra del Dia
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