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Actualizado: 2 de junio de 2025


Un comandante del ejército cuento al caso se hallaba una noche en su casa, y al ir a sacar su pañuelo, rueda sobre la alfombra un magnífico reloj de oro, con un monograma en la tapa. Lo recoge y se echa a cavilar sobre cómo había venido a su poder. ¡Y no daba en bola!

Con egoísmo amoroso, sólo del amor mutuo que don Paco y ella se tenían, había ella hablado con don Paco. Ya en la calle y separada de él, Juanita volvió a pensar en Antoñuelo y a cavilar en un medio de salvarle sin que nadie le diese auxilio y siendo ella su única salvadora.

Pero el amor se alberga en el alma... ¿Puede entonces haber amor si no se conocen las almas en que ha de albergarse?...» Después de mucho cavilar, díjose Cristela: «El rostro es la puerta del amor, el alma su albergue. Prefiero un palacio con puerta de cárcel a una cárcel con puerta de palacio. Miraré, pues, las almas antes que los rostros

Además, la misma señorita... quiero decir, la señora de usted, debe saber lo menos posible; podría cavilar... y las mujeres, sobre todo las casadas, las cazan al vuelo, y podría comprenderlo todo. «Mejor que , por lo que veo»; añadió para .

España está decadente y enferma, y es menester curarla y regenerarla. Para tan buen fin cada orador propone y ofrece medicamentos que juzga infalibles: la patriótica panacea que a fuerza de cavilar ha descubierto. El discurso pronunciado por doña Emilia Pardo Bazán en los Juegos florales de Orense, tiene este carácter medicinal y regenerador.

Fuese esto verdad o mentira, implicaba una consideración, un respeto, una atención tan delicada hacia la mujer del empleadillo, que Elisa se llenaba de ira y hasta de envidia cuando en ello cavilaba. Mientras más esfuerzos hacía por no cavilar, más frecuentes eran las cavilaciones.

En fin, todo me volvía cavilar, cavilar, sin sacar nada en limpio... Entonces dije: voy a darle un susto esta noche... Ha sido un susto muy agradable. Si no llega V. a pararse delante de mi casa y a quedarse mirando a los balcones, no salgo del portal... pero aquello me decidió. Momento de pausa, en el cual me acudió a la mente un tropel de pensamientos que todavía me avergüenzan.

¡Por vida del ocho de bastos! exclamó éste interrumpiendo de pronto su descosido relato . ¡A que estoy yo dándote que cavilar y hasta que temer con estos recovecos y estas parsimonias, lo mismo que si pensara en salirte a lo mejor con alguna historia del otro mundo? ¡Ja, ja, ja! Pues estaría bueno eso, ¡canástoles!

El salón y las luces brillaban para Muñoz como algo irreal. Hería sus nervios el rumor de las conversaciones y de las risas alegres. Las personas que más conocía le parecieron nuevas, casi extrañas. Se puso a cavilar. ¿Por qué Adriana no se había detenido? ¿Por qué su cara no demostró siquiera placer de verle después de tres semanas?

A fuerza de cavilar y sutilizar llega hasta el punto de alucinarse á mismo, y lo que al principio fuera un pensamiento vago, sin estabilidad ni consistencia, se convierte en verdad inconcusa. Las excepciones embarazarian demasiado; lo mas sencillo es asentar una proposicion universal: aquí el axioma.

Palabra del Dia

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