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Actualizado: 2 de junio de 2025
Pablo, mientras tanto, aumenta cada día el catálogo de sus delitos, pero la gracia divina no deja de buscarlo. Aparécesele el alma de Enrico cuando la llevan al cielo los ángeles; pero esta aparición, que debiera excitar la esperanza en su ánimo, es inútil. Todas las exhortaciones celestiales no logran desvanecer su desconfianza.
La señora fingía no escucharle, mirando las «villas» y los jardines del lado izquierdo del camino, que descendían hasta el mar. Todavía, con doble magnanimidad, quiso instruir á estos parroquianos indiferentes, mostrando á punta de látigo las bellezas y curiosidades de su catálogo. Aquella iglesia es Santa María del Parto, llamada por otros del Sannazaro.
A fin de que cualquiera logre enterarse algo de los objetos que la componen, de su mérito y de su rareza, acaba de publicarse, en esta ciudad de Viena, un precioso catálogo ilustrado. Como los objetos son muchos miles, no es posible que todos estén estudiados y descritos en el catálogo.
Despues de esto cuidan mucho en tener en la memoria un catálogo copioso de Autores: y si se hallan en una conversacion, vierten noticias comunísimas, y dicen que ya Ciceron lo conoció, que ya se halla en Aristóteles, y luego añaden, que entre los modernos lo trata bien CARTESIO, y mejor que todos NEWTON. Si tienen la desgracia de encontrar con uno, que esté bien fundado en las Ciencias, y haya leido estos Autores, y les replica, mudan de conversacion, y así siempre mantienen la fama entre los que no lo entienden.
También el tío Frasquito conquistó en aquella escaramuza otro sobrenombre, que vino a aumentar ese largo catálogo de ellos que prodigan la malignidad y la envidia con tan grande profusión, en la alta sociedad madrileña.
Quéjase también de los libreros, que interpolaban, entre las suyas, obras de distintos autores. El mismo prólogo nos suministra una prueba importante de su actividad literaria, esto es, un catálogo de sus comedias auténticas, que, sin embargo, no juzga completo, no recordando ya los títulos de muchas.
Soy por esso de opinion, sea lo que aveis de componer, de algun varon señalado en virtud. Podreis escojerle á vuestro gusto, leyendo el catalogo de los Santos, cuyas vidas escrivieron varios autores.
A 111 asciende el número de comedias que Calderón declara, en el catálogo que acompaña á esta carta, como auténticas y escritas por él. Este dato, el más fehaciente, ha de servir de base á todos nuestros cálculos.
Dejó el insigne bibliófilo otra prueba más de su inteligencia y de su infatigable labor en el grueso volumen que contiene el Catálogo de dichas estampas, el cual en su primera hoja lleva M. S. el epígrafe siguiente, puesto, probablemente, por alguno de los bibliotecarios capitulares del siglo XVIII. «De picturis quas Colón adquisiverat» en lo que no anduvo cierto quien lo escribió, pues el Catálogo no fué de pinturas, seguramente, sino de estampas; bastando para confirmar tal parecer el número extraordinario de las que se describen y los epígrafes con que están clasificadas, que indican los tamaños del papel y los diferentes grupos ó series que constituían la colección; hecho todo con una minuciosidad, que asombra la suma de paciencia invertida reveladora del cariño con que don Fernando hizo el Catálogo .
En el catálogo, muy incompleto, de sainetes españoles publicados por La Huerta, se enorgullecen con el nombre de Calderón los siguientes: El asturiano en el Retiro. Las Carnestolendas. El dragoncillo. La muerte. La plazuela de Santa Cruz. La premática, y La tarasca de Alcorcón.
Palabra del Dia
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