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Actualizado: 13 de junio de 2025


Su exesiva indigencia, haciéndoles arrostrar á veces los mayores peligros, los induce á salir á la caza de tigres, con cuya carne se alimentan: con este mismo fin persiguen cruelmente á los caimanes.

El viajero se siente como anonadado, porque se encuentra muy pequeño, impotente, en presencia de aquella naturaleza exuberante y bravía.... Terribles caimanes se pasean, asomando sus cabezas bronceadas sobre la onda cristalina encrespada por la brisa que sopla desde la lejana costa del mar Caribe; el lago es extenso y de la mas extraña forma.

Pero eran caimanes tan inexpertos y tiernos como él. Los temibles son los viejos, á los que llaman «cebados» por haber comido carne de hombre. Así que la prueban una vez, quedan aficionados á ella para siempre, ¡y este «Abuelo» llevaba pasadas por su estómago tantas generaciones humanas!...

El rio, como para revelar mejor el carácter salvaje de la región que le rodea, se hace mas perezoso en su marcha, y léjos de profundizar su cauce, se bifurca en multitud de brazos, se ensancha á veces como un pequeño mar interior, escondiendo sus aguas entre el follaje de las selvas seculares; levanta en su camino un enjambre de islotes pintorescos; y haciéndose mas ingrato por la abundancia de sus insectos venenosos, la ferocidad de sus terribles caimanes, la ardentía de sus playas calcinadas por un sol devorador, y la absoluta soledad de sus vueltas y revueltas, sus ciénegas y barrancos de salvaje tristeza, revela que allí no ha fundado el hombre su poder, que la humanidad no ha tenido todavía valor para entrar en lucha con esa emperatriz de los desiertos que se llama Naturaleza!

D. Salvador ensilló de nuevo su mula y se puso en marcha sin demora. Desde entonces, jamás hace esfuerzos por alcanzar a los viajeros que le preceden en las rutas de la tierra. Aguas abajo. Colón El álbum de Consuelo. Una ruda jornada. Los patitos del sabanero. El "Confianza". La bajada del Magdalena. Otra vez los cuadros soberbios. Los caimanes. Las tardes. La música en la noche. En Barranquilla.

Las chozas. Aspecto de la naturaleza. Las tardes del Magdalena. Calma soberana. Los mosquitos. La confección del lecho. Baño ruso. El sondaje. Días horribles. Los compañeros de a bordo. ¡Un vapor! Decepción. Agonía lenta. ¡Por fin! El Montoya. Los caimanes. Sus costumbres. La plaga del Magdalena. Combates. Madres sensibles. Guerra al caimán.

La guarnición actual es de un Capitán, dos subalternos y 100 individuos de tropa de infantería y un Oficial y 12 artilleros. Libungan. En la orilla derecha del brazo N. y en la desembocadura del estero de los caimanes, á 10 millas de Cottabato. El fuerte, que está defendido por una estacada, es muy reducido; su construcción, de mampostería y madera con aspilleras.

Unos milímetros menos, y se perdían en el agua lóbrega poblada de caimanes.... ¡Que Dios protegiese á los valientes que se quedaban en tierra! Cuando las luces del puerto empezaron á borrarse en la obscuridad, Jaramillo, considerándose seguro, empezó á formular sus protestas.

A distancia de media legua del pueblo hay un hermoso lago; se ve otro de al misma naturaleza á dos leguas: tienen ámbos una forma oblonga, y su diámetro abraza cuando mas una legua. El pescado que se saca de ellos es muy esquisito; pero la multitud de caimanes no deja de ser un grande estorbo para la pesca.

Palabra del Dia

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