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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Confieso que se podría sacar más partido de este episodio, pero prefiero narrarlo tal como corría por las cañadas y tabernas de Sandy-Bar, donde todo sentimiento se modificaba por un subido barniz humorista.
Blanca de ropas y limpia como un sol era mi cama; pero ¡qué fría... y qué dura me pareció! Sin embargo, dormí toda la noche de un solo tirón; pero soñando mucho y sobre muchas cosas a cual más extravagante. Recuerdo que soñé con el oso del Puerto; con desfiladeros y cañadas que no tenían fin, y tan angostas de garganta, que no cabía yo por ellas ni aun andando de medio lado.
Dos días de acelerada marcha llevaron al barón y su gente á la orilla opuesta del rápido Arga y más allá de Estella, hasta dejar atrás los valles y las cañadas de Navarra y hallarse frente al anchuroso Ebro, en cuyas riberas se alzaban numerosos caseríos.
Cuando una masa insular ó continental, cuya altura llega á centenares ó millares de metros, recibe lluvias abundantes, van quedando sus vertientes gradualmente esculpidas en barrancos, cañadas y valles; la uniforme superficie de la meseta se recosta en cimas, aristas y pirámides; se ahueca en círculos, hoyas y precipicios; aparecen poco á poco sistemas de montañas donde existe el terreno liso en extensión enorme.
El inmenso río helado, no menos recio que las actuales hiladas del monte, llenaba todas las depresiones, y después, al salir de los alfoces, se extendía á lo lejos, en la llanura, dominando cañadas y cerros.
Movían sus cabezas los olmos, los pinos, las carrascas, las encinas; vibraba la orquesta inmensa del bosque, y de un extremo a otro esparcíase el lamento de la sinfonía salvaje, despertando los ecos en las cañadas, aguzándose en las alturas, volviendo a descender en busca de nuevas masas de árboles que repitiesen este suspiro de arpa temblorosa.
Se prosiguió la marcha, y al fin llegamos á la Guardia del Monte, pasando un poco antes una cañada profunda que recoge aguas da la parte del N del camino, que dirigiéndose al S, desagua en la Laguna del Monte. No tuvimos director ó baqueana en los malos pasos, y por esta causa casi nadamos con los caballos. Comenzamos la marcha por terrenos algo mas suaves y secos, menos las cañadas.
Soledades divinas, alma del albedrío: alamedas, fresnedas y cañadas, fuentes que estais vecinas con la region del frio. . . . Vegas nunca agostadas: sotos nunca perdidos: valles siempre floridos: campañas siempre hermosas: azucenas y rosas, de este campo alegría, ya vuelvo á vuestra santa compañía.
Se continuó la marcha por varias cañadas que van al Salado, y al fin del penúltimo rumbo se observó la altura meridiana del sol, se halló la latitud de 34° 17', y se acampó en los Manantiales de Piñeiro: se vieron por estos terrenos de la derreia de este dia, muchos corzos, mulitas, quirquinchos y algunas liebres.
Su orígen, dicen, es dimanado de varias cañadas; su fondo en lo mas pantanoso, y en sus orillas cantidad de rocas en ella porcion de manantiales, con buena agua para los habitantes. Cuando hay avenidas, segun nos informaron, crece este arroyo mas de cuatro varas, y sale de su cajon ó barrancas. Dia 26.
Palabra del Dia
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