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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Marta oía a Nepo con más placer que si le fuera recitando la primavera temprana de Goëthe. ¿De modo... que ellos van a arruinarse? Sí; ya no tiene remedio. La culpa es suya. Suya.... Empezó él... siguió ella... después los dos...; después todo el mundo.... Usted lo ha visto: aquella casa es un hospicio; los cómicos nos han comido un mayorazgo..., y como la fábrica va mal....
El plan propuesto por esta Corporación para redactar una ley en este sentido, se apoyaba en las bases siguientes: Primera: sólo había de darse licencia á seis ú ocho compañías de cómicos, prohibiéndose la existencia de las demás compañías errantes en las poblaciones de menor vecindario.
Y era bien seguro que el drama se ponía en escena. El veterano de los bastidores ejercía mucho ascendiente con ribetes de miedo sobre empresas y cómicos: cuando se incomodaba ¡tenía una lengua! Si el drama era silbado, protestaba lleno de ira contra el juicio del público y seguía protegiendo con más fuerza al autor.
Algunas veces te oí decir que nosotros, los pobres cómicos, os habíamos pegado a ti y a los tuyos nuestras costumbres alegres, despreocupadas. Todo se pega. También a mí me habéis pegado vosotros, tú, tú, Bonis, sobre todo, vuestras preocupaciones y vuestro temor de la vida incierta, peregrina. Esto de que le lleve a uno el viento de un lado a otro, es terrible. Voy a verte.
Que es un infame, señora. ¿Quedará sin castigo? No quedará exclamé arrebatado por la ira. D. Pedro del Congosto dio algunos pasos, púsose delante de doña María, y alzando el brazo, con voz y gesto que al mismo tiempo parecían trágicos y cómicos, habló así: Señora doña María... ¡esta noche!... ¡a las once!... ¡en la Caleta!
No me creo el único. Los periodistas errantes y los cómicos somos la última y miserable prolongación de la España conquistadora. Vamos y venimos desde el estrecho de Magallanes á la frontera de California, pasando á través de diez y ocho naciones que hablan nuestra lengua, conociendo en unas partes la riqueza y en otras el hambre; aquí, el aplauso y la admiración; más allá, el insulto y la fuga.
Esto lo decía Bonis con los ojos estúpidos clavados en el rostro risueño y soez de la moza; lo decía con una voz y un tono como los que emplean los cómicos al despedirse del pícaro mundo al final de un tercer acto, cuando están con el alma en la boca y un puñal en las entrañas. El agua le calmó y dio cierta fuerza. Pudo levantarse y despedirse. No pensó en dar explicaciones ni disculpas.
Otra de las grandes etapas en el conocimiento de la vida del poeta es señalada en 1901 con la publicación del Proceso de Lope de Vega por libelos contra unos cómicos por los señores Tomillo y Pérez Pastor, el benemérito investigador de la vida de Cervantes.
Cuando vagaba al anochecer por el centro de Madrid, dejábase abordar en la Puerta del Sol y la acera de la calle de Sevilla por los vagabundos del toreo que forman corrillos en estos puntos, hablando de sus hazañas junto a los cómicos sin contrata y murmurando de los maestros con una rabia de desheredados.
Se sobreentiende que, ni por asomos, hay que hablar de la imitación de las formas antiguas; aún menos se proponía Lope llevar al teatro la pintura de costumbres de tiempos pasados: su intento era tan sólo el de inspirar nueva vida en caracteres españoles de su época, que ofrecían cierta semejanza con los protagonistas de los antiguos cómicos.
Palabra del Dia
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