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Actualizado: 20 de octubre de 2025
Podía colocar a De-Hinchú, bajo influencias suavemente restrictivas, someterlo a una vida y enseñanza que le inclinara al bien más que mis mal reguladas bondades y cuidado superficial. De-Hinchú ingresó en la escuela de un misionero chino, pastor inteligente y bondadoso, que había demostrado gran interés por el chico, y quien, sobre todo, cifraba en él firmes esperanzas.
Señora le dijo Ido al tomar lo que se le daba , estoy agradecidísimo a sus bondades; pero ¡ay!, la señora no sabe que estoy desnudo... quiero decir, que esta ropa que llevo se me está deshaciendo sobre las carnes... Y naturalmente, si la señora tuviera unos pantaloncitos desechados del señor D. Juan... ¡Ah! Sí... buscaré. Vuelva usted.
Despues de los cumplimientos de ordenanza la conversacion se hizo en breve familiar; cada cual, excepto la modesta señorita, nos hacia cien preguntas llenas de inocente curiosidad respecto de la naturaleza de nuestro país, las costumbres de nuestra sociedad, etc., etc. Luego tuvimos la sencilla explicacion de las bondades de Mr.
Y lo mismo que digo de la pesca de los pengüines, digo del gobierno parlamentario; nos están hablando de las bondades del sistema bicamarista... Vean ustedes el resultado que nos ha dado en la nación y en la provincia... Hemos retrocedido, señores, hemos retrocedido veinte años; nuestro primer acto de gobierno debe ser volver a la cámara única y poco numerosa.
Los afortunados no agradecieron lo que les sobraba, y los infelices casi maldijeron lo que no habían pedido. Entonces resonaron de nuevo en las alturas las voces misteriosas: ¡Pedro! ¡Señor! Mis órdenes se cumplen mal dijo la voz de imponente e inefable dulzura a pesar de mis bondades suben de la Tierra lamentos de dolor que mueven a piedad. Los del planetilla revoltoso no hacen más que pedir.
Señor duque le dijo , voy a causaros una gran sorpresa, porque vengo a tomar vuestras órdenes, a daros gracias por tantas bondades y a anunciaros mi inmediata partida. ¡Partir! exclamó el duque, con la expresión de la más viva sorpresa. Sí, señor, sin demora. ¿Sin demora? ¿Y María? María no viene conmigo. Vamos, don Federico, os chanceáis. No puede ser.
La de Candore quería seguramente para su hijo el brillante matrimonio que él tenía derecho a esperar, y corresponder a sus bondades introduciendo la perturbación en su casa era una verdadera falta de delicadeza. Olvídeme usted, amigo mío: olvide un momento de locura del que no tardaría usted en arrepentirse. Separémonos sin remordimientos, ya que no sin pesar.
Aquí todo se sabe, y aunque no se supiese, es lo mismo. Después, cuando llegamos a Buenos Aires, se dan importancia por las bondades que una ha podido tener en el buque con ellos, y lo cuentan, y es inútil que se traigan buenas toilettes de París y que una mujer se presente bien.
Pero a la vuelta de la primavera, en la segunda quincena de marzo, mientras la generosa savia hacía retoñar las lilas, llegó a creer M. L'Ambert que sólo a su nariz le eran negados los beneficios de la estación y las bondades de la naturaleza. En medio del renacimiento general de todas las cosas, palidecía como una hoja de otoño.
Pasemos a otro orden de ejercicios... El señor Ernesto Lucien sale de su alcoba y entra en su despacho. Como vive de una renta vitalicia de cincuenta mil francos, legados por un padre que ha reconocido así las bondades de la madre sin reconocer al hijo, el señor Ernesto Lucien no necesita trabajar en su despacho.
Palabra del Dia
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