Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de junio de 2025


En el proceso formado á la beata y su amigo, se pusieron en claro todos los particulares que eran menester, y ambos, en unión de diez reos más, salieron en el auto de fe que se celebró en San Pablo en el último día de Febrero de 1627, y del cual se lee en la Relación que existe en la Biblioteca Colombina, reproducida por don Joaquín Guichot.

El primer día de diciembre Celestina se propuso, de acuerdo con don Custodio, dar el último ataque para conseguir que su padre admitiera los Sacramentos. Al entrar, por la mañana, a eso de las ocho, don Pompeyo Guimarán, que venía soplándose los dedos, la beata le detuvo en la tienda abandonada, fría, llena de ratones.

La beata y el clérigo fueron los fundadores de una congregación de alumbrados, compuesta de hombres y mujeres que, hacia 1620, comenzaron á reunirse en lugares apropósito, y en los cuales se entregaban á las prácticas á que acostumbraban los de la secta.

Antes de que hubiera pronunciado palabra, ya sabía Obdulia qué iba a decirle y en qué forma poco más o menos; le conocía como si pasara la vida dentro de su cerebro. Aquella habilidad frailuna hecha de lugares comunes se estrellaba contra la viva imaginación, el ingenio sutil y la perspicacia de la joven beata. Respondiole en el mismo tono persuasivo, untuoso, que el clérigo había adoptado.

Palabras sueltas llegaban... que si era santa de pega; que si era una ladrona que se fingía beata para robar mejor... que si era una lame-cirios y chupa-lámparas... En fin, aquello se iba poniendo malo, y no tardó en demostrarlo una piedra, ¡pim! lanzada por mano vigorosa, y que Benina recibió en la paletilla... Al poco rato, ¡pim, pam! otra y otras.

Nadie la veía ni en paseos, ni en teatros, ni en toros, ni en verbenas y veladas. Iba solo a las iglesias, humildemente vestida con basquiña y negro manto de beata. Sólo un hombre además de su confesor, hablaba ya en ocasiones con ella. Este hombre era D. Jacinto.

Al ama le parecía tan mal como al excusador aquel plan, y en su interior llamaba «enredadora y liosa» a la beata; pero era tanto el gusto que sentía por verse desembarazada de ella, que calló y pasó por todo. Existía siempre entre ambas una rivalidad fácil de explicar.

En la vida de esta beata Dorotea, que se hizo célebre en Sevilla, publicada por Gabriel de Aranda, se habla en varios pasajes de Juan de Salinas, con marcado elogio, y en igual sentido se expresan otros autores que encarecen mucho su ciencia y virtudes.

La marquesa de Sabadell contestó el hermano. La beata dejó escapar una exclamación de asombro, y con cierta compasiva admiración siguió a la dama con la vista, hasta verla desaparecer por la gótica puerta del antiguo solar de Loyola.

Su don Víctor, a quien en principio ella estimaba, respetaba y hasta quería todo lo que era menester, a su juicio, le iba pareciendo más insustancial cada día: y cada vez que se le ponía delante echaba a rodar los proyectos de vida piadosa que Ana poco a poco iba acumulando en su cerebro, dispuesta a ser, en cuanto mejorase el tiempo, una beata en el sentido en que el Magistral lo había solicitado.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando