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Actualizado: 5 de junio de 2025


Pero yo no engañar, yo no mentir.... ¡Cuántos pecados! ¡Mi alma está negra de ellos!.... La religión es seca como una vieja ... ¡Como las canillas de una vieja! ... Tiene cara de beata y cuerpo de galga ... Como el hombre necesita muchas mujeres y le dan una sola, tiene que buscarlas fuera.

Las casitas son todas pintorescas, en número de 400, sin contar 18 salones comunes, y en cada una se ve escrito en la puerta el nombre de un Santo, probablemente el de la devocion de la beata habitadora. Regularmente hay como unas 700 beguinas en el establecimiento, y no bajan de 1,600 las de toda la Bélgica.

Al fin se trataba de una beata que ayunaría y comería de vigilia. Mal negocio. La Pascua florida ofrecía la mejor ocasión. El mundo, después de resucitar Nuestro Señor Jesucristo, parece más alegre, más lícitos sus placeres; la primavera, ya adelantada, ayuda... las fiestas, a que él haría que don Víctor llevase a su mujer, serían aguijones del deseo. «¡Oh!... , en la Pascua nos veríamos».

Después de visitar a otros dos Pacos de importancia y a una Paca beata, el Magistral, con un tantico de hambre, de hambre sana, entró por los pórticos de la plaza Nueva en la calle de Los Canónigos, atravesó la de Recoletos y llegó a la de la Rúa, y al portero del marqués de Vegallana, que era un enano vestido con librea caprichosa, le preguntó con voz temblorosa: ¿Está el señorito?

Con los ojos medio cerrados y aspirando voluptuosamente el humo del cigarro, iluminado su rostro siempre por la misma sonrisa beata, iba amontonando noticia sobre noticia, todas ellas de tan poco momento que concluí por distraerme y pensar en mi cara monja.

Necesita usted objetos que le sugieran la idea santa de Dios, ocupaciones que le llenen el alma de energía piadosa, que satisfagan sus instintos, como usted dice, de amor universal.... Pues todo eso, hija mía, se puede lograr, satisfacer y cumplir en la vida, aparentemente prosaica y hasta cursi, como la llamaría doña Obdulia, de una mujer piadosa, de una... beata, para emplear la palabra fea, escandalosa.

La doncella jadeante, con un brazo oculto en el pliegue de un colchón doblado, se volvió de repente, casi tendida de espaldas sobre la cama. Sonreía y tenía un poco de color rosa en las mejillas. ¿Le molesta el ruido, señorito? El Magistral miró a la hermosa beata que en aquel momento no conservaba ningún gesto de hipocresía.

De común acuerdo, el matrimonio y el fraile determinaron pedir al obispo, con humildad, pero con energía, que obligase al seminarista a cumplir la ley de Dios y la ley de los hombres. Hasta la hora de comer, Belarmino y Xuantipa no supieron nada de la fuga. Xuantipa, que se había convertido en una beata rabiosa, venía de pasar tres horas en la iglesia de San Tirso.

, amiga mía el Magistral reía al decir esto lo que usted necesita, para calmar esa sed de amor infinito... es ser beata. Y ahora soy yo el que exige que usted me comprenda, y no me tome la letra y deje el espíritu.

Su alma se regocijó contemplando en la fantasía el holocausto del general respeto, de la admiración que como virtuosa y bella se le tributaba. En Vetusta, decir la Regenta era decir la perfecta casada. Ya no veía Anita la estúpida existencia de antes. Recordaba que la llamaban madre de los pobres. Sin ser beata, las más ardientes fanáticas la consideraban buena católica.

Palabra del Dia

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