Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de mayo de 2025


Porque, como tengo dicho, era un muy gentil y agraciado mancebo, y en sus corteses y concertadas razones mostraba ser bien nacido y muy cortesana persona; que, puesto que éramos rústicos los que le escuchábamos, su gentileza era tanta, que bastaba a darse a conocer a la mesma rusticidad.

Le bastaba ver la sonrisa de la viuda, sus ojos apasionados, el gesto de maliciosa coquetería con que contestaba á sus insinuaciones galantes. «¡Arriba, lobo marino!...» Le tomó una mano mientras ella hablaba de la belleza del mar solitario, y la mano se abandonó sin protesta entre sus dedos acariciadores.

Cuando «Miguel el Negro» deseaba compañía, habitaba la quinta; si quería estar solo le bastaba cruzar el puente, alzarlo tras , y hubieran sido necesarios un regimiento y una batería de sitio para sacarlo de allí.

La fama de este centro de enseñanza, establecido en un bosque de varias leguas, con lagos, montañas y palacios, había llegado confusamente hasta sus oídos. Le bastaba con saber que vivían en él varias hijas y sobrinas de antiguos presidentes. Y allá, envió á Mina, poco antes de su muerte.

Aquel vicioso que tan mal había empleado su tiempo, se sorprendía ahora de verso ocupado en puerilidades, y bastaba cualquier síntoma de dolencia en Isabelita, para que se olvidase de los negocios de Estado y de los malos pasos en que andaba la corona.

Por lo demás, ella sola se bastaba para hacer tabla rasa de cien decálogos y prescindir, según su capricho, de reglas de conducta que la contrariasen.

Á mis graves desconsuelos Solo faltaba este amor, Á este amor este rigor, 1515 Á este rigor estos celos. ¿No me bastaba tener, Para no ser conocida, Este género de vida, Sino á quien quieren querer? 1520 Pero andar en competencia, Moza de cántaro en fin, Cristalino serafín, Con vos, será impertinencia.

El objeto de su preferencia era un joven de ilustre cuna; arrogante mozo, pero jugador; y esto bastaba para que el hermano de Rita se opusiese de tal modo a sus amores, que le había prohibido rigurosamente verle y hablarle. Entre tanto, su amante le paseaba la calle, vestido y montado a lo majo, en soberbios caballos y se carteaban diariamente.

Y por si esto no bastaba se envolvían en una fuerte bocanada de humo para hacerles presente que ellos, Pepe y Ramón, pertenecían a un mundo superior, y que si caminaban por la calle del Príncipe era sólo por capricho y momentáneamente.

Apenas trabajando día y noche podía juntar un par de pesetas. Mentalmente ajustaba sus cuentas: tanto en la plazuela, tanto en la tienda; no bastaba este dinero para salir de apuros, y eso que habían suprimido el café y el vino, y no comían mas que lo necesario por no perecer de hambre.

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando