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Actualizado: 21 de junio de 2025
La policía había conocido su presencia en Francia por una carta que le dirigían sus jefes desde Barcelona, torpemente desfigurada, escrita con arreglo á una clave cuyo misterio estaba descubierto por el contraespionaje francés mucho tiempo antes.
Mientras tanto, el patrón seguía sus explicaciones. Los dos amigos que le esperaban á pocos pasos habían visto muchas veces al capitán en Barcelona y en Valencia. Uno de ellos lo había reconocido inmediatamente; otro dudaba que fuese él; y por deber de conciencia, el viejo patrón volvía atrás para darle este aviso. Entre paisanos debemos ayudarnos... ¡Los tiempos son malos!
Esto lo supo Tòni por el capitán de un vapor español que acababa de llegar de Marsella, precisamente un día después que los periódicos de Barcelona relataron la muerte de Esteban Ferragut en el torpedeamiento del Californian.
Conque Sevilla le gusta a usted... ¡Milagro! La gente del Norte suele sufrir un desencanto al llegar aquí... La verdad es que las calles no son bonitas y anchas, como en Madrid y Barcelona, ni están bien cuidadas... Las casas son bajitas y de poca apariencia... Pero, siéntese bien, Sanjurjo. Hice otro movimiento más pronunciado, y sonriendo afectadamente exclamé: ¡Oh!
Los Romanos la conquistaron dos siglos antes de la era cristiana, y en todos tiempos ha tenido la doble importancia de plaza mercantil y de guerra. Si hoy es la primera plaza fuerte de España, erizada de castillos y defendida en todas direcciones, como plaza mercantil es muy inferior á Barcelona.
Venecia, Génova y Barcelona la tenían en humilde dependencia. Pero cuando caían éstas y le llegaba á ella su hora de prosperidad, esta prosperidad iba acompañada de todas las ventajas de la época presente.
Al encontrar en las calles transeúntes de aspecto germánico, los miraba de frente con ojos de reto. ¿Sería alguno de ellos el encargado de matarle?... Luego seguía adelante, arrepentido de su provocación, seguro de que eran mercaderes de la América del Sur, boticarios ó empleados de Banco, indecisos entre volver á sus casas al otro lado del Océano ó esperar en Barcelona el triunfo siempre inmediato de su emperador.
Al salir de Barcelona, volvió don Quijote a mirar el sitio donde había caído, y dijo: ¡Aquí fue Troya! ¡Aquí mi desdicha, y no mi cobardía, se llevó mis alcanzadas glorias; aquí usó la fortuna conmigo de sus vueltas y revueltas; aquí se escurecieron mis hazañas; aquí, finalmente, cayó mi ventura para jamás levantarse!
Roque pasaba las noches apartado de los suyos, en partes y lugares donde ellos no pudiesen saber dónde estaba; porque los muchos bandos que el visorrey de Barcelona había echado sobre su vida le traían inquieto y temeroso, y no se osaba fiar de ninguno, temiendo que los mismos suyos, o le habían de matar, o entregar a la justicia: vida, por cierto, miserable y enfadosa.
La faja de la tierra se extendia claramente á la vista, con un cerco de barcos pescadores desplegando al viento sus sencillas velas; y en la orilla se destacaban sucesivamente, como nidos de gaviotas, las alegres poblaciones vecinas á Barcelona, contando desde Badalona y Masnou hasta la activa Mataró y Arenys de Mar.
Palabra del Dia
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