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Actualizado: 18 de mayo de 2025


22 Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de , y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.

No cabía duda de que era él el pretendiente preferido, y era esto tan evidente que el pobre chico no sabía ni lo que le pasaba, y si le hubiesen obligado a decir lo que sentía, habría confesado que siete meses de desdenes no le habían atormentado tanto como aquellas dos veladas de favor.

YO tengo un aborrecimiento absoluto a los borrachos: me parecen larvas, ex hombres, gárgolas, algo grotesco, monstruoso y terrible a la vez. Sin embargo, mis grandes admiraciones literarias van hacia los poetas borrachos. Es mi espíritu, lo más hondo, tumultuoso y atormentado de mi espíritu, lo que comprende la absurdidad de los borrachos, aunque mi yo superficial, el hombre social, los deteste.

Sale de su prisión el Conde, y es nombrado Almirante para demostrar su inocencia; pero el Duque, atormentado por los remordimientos, y temeroso de que se descubra la verdad, se refugia en sus dominios.

Ferpierre volvía a sentirse atormentado por la duda: había momentos en que se preguntaba si no era su deber ponerlos en libertad; pero después, una sospecha que no había podido explicarse con claridad, algo de ambiguo en la conducta de los acusados, y más que en su conducta en sus expresiones, le aconsejaba esperar y seguir buscando.

Tenía sólo bastante conciencia y corazón para estar constantemente atormentado por la debilidad que le impedía ese renunciamiento. Y en aquel instante su espíritu se libertaba de toda traba y se exaltaba con la perspectiva imprevista de verse libre de su larga esclavitud.

Aquella noche, por primera vez, me abandonaron mis sufrimientos, pero los bellos sueños también huyeron, y fuí atormentado por horribles pesadillas. Estas aumentaron a tal grado en las dos noches siguientes, que puedo asegurar que ni el Dante pudiera imaginárselas en lo más profundo del Averno.

Pasaba las noches enteras sin poder conciliar el sueño. Comenzaron a darle algunos ataques de disnea. Todo hacía presagiar un próximo y funesto desenlace. En aquellos días se operó una crisis interesante en el espíritu atormentado del P. Gil. El materialismo pesaba como una losa sepulcral sobre su corazón.

Cuando salí de casa recibí la desagradable sorpresa de ver que estaba lloviendo. Había dejado al sol pavoneándose en el azul del cielo, envolviendo a la ciudad en una esplendorosa caricia de padre... ¡Quién había de sospechar!... En un instante desgarraron mi alma muchedumbre de ideas extrañas; la duda se alojó en mi espíritu atormentado. ¿Subiría por el paraguas?

Atormentado del despecho, no se le ocurre más que esto: «Un cochero de abono no saluda de esa manera; el carruaje es suyo. No me cabe duda; está casada. ¡mejorMiércoles.

Palabra del Dia

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