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Actualizado: 28 de mayo de 2025
La música del dia no es otra cosa que el arte de executar cosas dificultosas, y lo que no es mas que difícil no gusta mucho tiempo. Mas me agradaría la ópera, si no hubieran atinado con el arte de convertirla en un monstruo que me repugna.
La virtud nos enseña el camino que debemos seguir, mas no se encarga de descubrirnos todos los lazos que en él podemos encontrar: esto es obra de la penetracion, de la prevision, del buen juicio, es decir de un entendimiento claro y atinado. Con estas dotes no está reñida la virtud, mas no siempre las lleva por compañeras.
Vestía calzón corto y media de lana con ligas de color, chaleco con botones plateados, colgada del hombro la chaqueta de paño verde, sobre la cabeza la montera picona de pana negra y en la mano un largo palo de avellano. Si no por el valor indomable, resplandecía en las peleas por su consejo, cuerdo siempre y atinado, por la astucia y el artificio de sus trazas.
Por esto, los que solo saben por ellos, son entendimientos que se satisfacen de la memoria, sin exercitar el ingenio ni el juicio; siendo cierto, que semejantes libros solo pueden aprovechar en tal qual ocasion á los hombres de mucha letura y de atinado juicio, ó para tener á mano una especie, ó para volver á la memoria alguna cosa que se habia olvidado. Plin. Cic.
Casi estoy por decir, o sin casi lo digo, que el jornalero que gana dos o tres pesetas al día tiene el mismo derecho, y acaso mayor interés, que el capitalista que goza tres mil duros de renta diarios, en que el Gobierno sea bueno, atinado y juicioso.
Así es que, por más que D. Casimiro distase mucho de ser un águila en nada, había atinado á darse tan buena traza con economía y juicio, que era un señor acaudalado para lo que entonces se usaba en Villabermeja. Esto se lo debía á sí mismo, y de ello podía estar con razón y estaba orgulloso.
La otra potencia de que se valía doña Inés, sin estudio, espontánea y sencillamente para blanquear y hasta para dorar la tenebrosa negrura de su concepto schopenhaueriano del mundo, era el sentimiento vivísimo y atinado, fuente inexhausta de puros deleites, con que percibía su alma toda belleza, tanto espiritual cuanto corpórea. Llamar a esto buen gusto me parece poco.
Nadie como Porras para dar un buen consejo; ninguno mas discreto y atinado para el arreglo de un asunto grave; nadie como mi amigo para hacer un beneficio, sencilla y noblemente, del modo más natural, sin lo repugnante y forzado que tienen en Villaverde la abnegación y el desprendimiento. Buen contraste hacía Porras con Castro Pérez y con don Cosme.
Convéncele de que soy fea, de que gusto de D. Casimiro, de que mi ingratitud hacia él merece su desprecio. Yo debiera haberle hablado en este sentido; pero soy tan débil y tan tonta, que no hubiese atinado á decírselo, y tal vez le hubiera inducido estúpidamente á que creyese todo lo contrario. Por amor de Dios, Lucía de mi alma, despide por mí á D. Carlos. Yo no puedo, no debo ser suya.
Tras éstas y otras análogas materias, vinimos al caso concreto de mi llegada a la Montaña y sus motivos. ¡Ah, qué atinado, qué elocuente y qué «hondo» estuvo en este particular aquel caballero! ¡Qué bien conocía a mi tío, qué magistralmente me le pintaba, y cuán sinceramente deploraba su estado de salud después de haber oído de boca de Neluco su irrevocable sentencia de muerte!
Palabra del Dia
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