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Seguidamente ordené á mis tropas, para que atacaran en todas las líneas, consiguiendo el General Pio del Pilar entrar por Sampalok y atacar á las tropas españolas que defendían el puente Colgante, las cuales se retiraron hacia el puente de España.

Bueno. Y presentará el acta entre las más limpias. Bien; pero luego la atacarán... Corriente; y hablarán contra ella una hora, dos horas..., ¡tres meses, si usted quiere! ¡Canastos! Pero vendrá al cabo la votación, y como somos tantos contra tan pocos.... ¡Ah, ya!.. Pero como yo creía que al discutirse una cosa, para algo serviría esa discusión...

Al fin cesaron los disparos y el submarino se borró del campo de visión de los anteojos, hasta sumergirse enteramente, cansado de una persecución inútil. ¡No me ocurrirá más! volvió á repetir el capitán . ¡No me atacarán otra vez impunemente! Luego pensó que este submarino había marchado contra él sabiendo quién era. Llevaba pintado en los costados de su buque los colores de España.

Por la comarca corrían rumores de que Marcos Divès, en caso de que le atacaran los carabineros, no tendría el menor reparo en servirse del hacha y de la escopeta para acabar pronto; a él se le atribuían varios accidentes graves ocurridos a los agentes del fisco; pero las pruebas faltaban en absoluto.

Después de contemplar detenidamente aquel espectáculo con melancólica mirada, el anciano dijo: Tenemos a la vista lo menos treinta mil hombres, y avanzan hacia nuestras posiciones; mañana, o pasado mañana lo más tarde, nos atacarán.

Al hacerlo comprendimos que la tripulación estaba alborotada; pudimos retirar las bombas sin que nos atacaran. Los marineros fueron a ver al capitán enardecidos, como locos, con los ojos inyectados, fuera de las órbitas. El capitán repitió varias veces que no había agua, que se contentaran con la media ración. Dicho esto se sentó cerca de la ballenera a charlar con el doctor Cornelius.

Ni el valor de nuestro pueblo ni las vetustas murallas de Lepe ofrecen protección suficiente contra tan temibles enemigos, y el día que se presenten por aquí.... Adiós Lepe, concluyó Gontrán el escudero, á media voz. ¿Pero tenéis motivos para creer que atacarán vuestra villa? preguntó el barón. Sin duda alguna.

Que no serán malos como ellos. ¿Quién sabe? pero vengamos á lo que conviene. Suspendamos por ahora nuestros trabajos... ¡Ahora que nos dan un respiro, Dios ó el diablo! No seáis impío, señor Alonso; no sucede nada que no proceda de Dios. Por ahora, dejémoslos á ellos solos. Lerma sin don Rodrigo Calderón es hombre al agua. Uceda y Olivares le atacarán.

Había que cortar, fuese como fuese, el abastecimiento de la isla odiada. En el Mediterráneo no ocurrirá nunca eso. Puedo asegurártelo... Los submarinos sólo atacarán á los buques de guerra. Y como si temiese un renacimiento de los escrúpulos de Ulises, extremó sus seducciones en las tardes de voluptuoso encierro. Se renovaba, para que su amante no conociese el hastío.