Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !


Era éste un bolivianito, diablo y travieso, que nunca se resignaba a hacer tranquilamente su papel de astro nocturno. En seguida ocupaban su sitio los planetas mayores y después los menores. Júpiter con sus lunas, Urano en la última línea del círculo, Saturno circundado por su anillo luminoso.

Finalmente, entre todas las zonas, las menos favorecidas en lo relativo á la temperatura, son las glaciales. Durante los largos días de primavera y de estío se presentan dichas zonas muy oblicuamente á los rayos del Sol, y la ausencia del astro durante sus largas noches de otoño y de invierno, acumula en ellas las nieves y los hielos convirtiendo á esas regiones en países casi inhabitables.

Pero si estas dependen de otra medida, si anteriormente á ellas, hay un tiempo que mide la velocidad del movimiento, y determina lo que este se ha acelerado ó retardado, entonces el movimiento del astro no es medida primitiva; entonces el astro se encuentra en el mismo caso que nuestros relojes; marca el tiempo trascurrido; pero el tiempo no ha trascurrido porque él le marque.

Feliz , que amorosa Aun puedes suspirar sobre una losa, Tibia con tu calor, Y aun puedes aspirar el suave aroma Del alma de tu hijo, que ora asoma En el cielo cual astro de tu amor. Á LA NI

Y el mundo fue ciego para todo lo exterior, reconcentrando su vista en el alma; y aborreció la materia como pecado vil, y oprimió los sentimientos más puros de la vida, haciendo de su amputación una virtud. El sol siguió brillando, pero pareció menos luminoso a la humanidad, como si entre ella y el astro se interpusiera un velo fúnebre.

El lago, hacia la ribera occidental, parecía una inmensa pizarra; después, verde como un estanque por entre las orillas bajas y boscosas de San Sulpicio, recuperaba todo su color azulado allá lejos, en la alta cuenca cerrada por los Alpes, cuyas nieves se inflamaban con los últimos fulgores del astro.

El resplandor del astro bañaba sólo dos lados de la galería; espectral claridad que hacía pensar en apariciones. La sombra se ahondaba bajo los arcos temerosamente. Lleno de amorosa incertidumbre, Ramiro no podía pensar sino en Beatriz, y veía su rostro sobre todo lo que miraba.

Cuanta melancolía lleva al alma uno de esos breves crepúsculos en que el astro del día desciende oculto tras los inmensos pliegues de brumas, que forma el insondable manto de los cielos. ¡Qué momentos tan llenos de sentimiento los que se mezclan con los pausados ecos de la oración de la tarde!

Esclava Buenos Aires Gemía en desconsuelo, Cuando brilló en el cielo De libertad el sol, Y entre flotantes nubes El astro colocando, Dijo, su sien orlando: «¡Mirad mi pabellonLibertad, sube á tu trono De la gloria en el broquel, Agitando nobles palmas, Coronada de laurel.

Amados hermanos míos: Feliz mil veces la postrera de las tierras hacia donde el sol se pone, esta nuestra España, que concibió en su seno y crio a sus pechos a D. Manuel José Ramón del Pez, lumbrera de la Administración, fanal de las oficinas, astro de segunda magnitud en la política, padre de los expedientes, hijo de sus obras, hermano de dos cofradías, yerno de su suegro el Sr.