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Actualizado: 4 de mayo de 2025


Más de una docena de curas la cantaban a voz en cuello, y el desvencijado incensario iba y venía, con retintín de cadenillas viejas, soltando un humo espeso y aromático, entre cuya envoltura algodonosa parecía suavizarse el desentono del introito, la aspereza de las broncas laringes eclesiásticas.

¡Y qué importa que se enfade! respondió con alguna aspereza el joven. Es que me va a echar la culpa a . Bien, pues dile que he sido yo y asunto arreglado. Entró en la alcoba, levantó las cortinas del lecho, tomó en la mano los libros que había sobre la mesa de noche, tornó a dejarlos y concluyó por tirar del cajón de la mesilla.

María, que echó de ver que había rechazado con su aspereza a un alma demasiado delicada para insistir y a un hombre bastante modesto para persuadirse de que aquella sola objeción bastaba para anular sus demás ventajas, dijo precipitadamente: Si un novio con canas no pega, un marido con canas no asusta.

Isidora le abrazó y le besó tiernamente, admirándose del desarrollo y esbeltez de su cuerpo, de la fuerza de sus brazos, y afligiéndose mucho al notar su cansancio, el sudor de su rostro encendido, la aspereza de sus manos, la fatiga de su respiración.

El P. Jacinto vió á Doña Blanca transfigurada; reconoció en ella un corazón de mujer que antes no había sospechado siguiera bajo la aspereza de su mal genio, y le tuvo lástima y la miró con ojos compasivos. Ella prosiguió: He meditado en largas noches de insomnio sobre la resolución de este problema, y no veo nada mejor que el casamiento de Clara con D. Casimiro.

Las reprehensiones santas y bien intencionadas otras circunstancias requieren y otros puntos piden: a lo menos, el haberme reprehendido en público y tan ásperamente ha pasado todos los límites de la buena reprehensión, pues las primeras mejor asientan sobre la blandura que sobre la aspereza, y no es bien que, sin tener conocimiento del pecado que se reprehende, llamar al pecador, sin más ni más, mentecato y tonto.

Cargó sobre ellos con tanta gallardia, que les rompió y degolló la mayor parte, pero la que quedaba entrera en reconociendo á los nuestros se fué retirando hacia la aspereza de la montaña.

Obsequiole éste con queso nuevo y vino añejo, diole un pitillo del grosor de un dedo y en seguida violentándose, forzando su propio natural, le reprendió con la poca y tímida aspereza que su bondad, permitía, diciéndole: ¡Qué falta de religión... y qué vergüenza! ¡Trabajar en domingo!

Don Antonio de Guevara, sin tanto circunloquio, lamentaba la precisión de que vieran las gentes á todo un Reverendísimo Señor Obispo asentado en la necesaria como le veían comer á la mesa. También lamentaría la aspereza de la estopa embreada de filástica con que le sirviera algún proel respetuoso.

Como no había logrado barrer de su espíritu la preocupación, hablóles con cierta aspereza. ¡Ayer os mandábais cartitas y hoy hay que traer agua caliente para despegaros! Por lo visto, hijos, tomáis el matrimonio a turno impar.... Vamos, vamos, separaos que no está bien aparecer tan sobones delante de gente.

Palabra del Dia

hociquea

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