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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Es lo que faltaba dijo la Burlada con aspavientos de oficiosa ira ; que también tuvieran dinero en las arcas del Banco esos hormigonazos. ¡Tanto como eso!... Vaya usted a saber indicó la Demetria, volviendo a dar la teta a la criatura, que había empezado a chillar . ¡Calla, tragona! ¡A ver!... Con tanto chupío, no sé cómo vives, hija... Y usted, señá Benina, ¿qué cree? ¿Yo?... ¿De qué?
Era un viejo loco, beodo y mal vestido, que arrojaba dinero a la chiquillería, que hacía befa de su extraña liberalidad y le tiraba piedras. Cuando murió, las comadres hicieron grandes aspavientos viendo llegar coches blasonados y fulgentes uniformes. Creían que su vecino no era sino un mendigo estrafalario.
Parecía registrar la casa; se asomaba a las fétidas alcobas, daba vueltas sobre un tacón, palpaba las paredes, miraba debajo de las sillas, revolviendo los ojos con fiereza y haciendo unos aspavientos que harían reír grandemente si la compasión no lo impidiera. La vecindad, que se divertía mucho con el dengue del buen ido, empezó a congregarse en el corredor.
A don Tomás le llamaban Frígilis, porque si se le refería un desliz de los que suelen castigar los pueblos con hipócritas aspavientos de moralidad asustadiza, él se encogía de hombros, no por indiferencia, sino por filosofía, y exclamaba sonriendo: ¿Qué quieren ustedes? Somos frígilis; como decía el otro. Frígilis quería decir frágiles. Tal era la divisa de don Tomás: la fragilidad humana.
Pero, sin pensarlo, daba una intención lúbrica y cínica a su mirada, como una meretriz de calleja, que anuncia su triste comercio con los ojos, sin que la policía pueda reivindicar los derechos de la moral pública. La boca muy abierta y desdentada seguía a su manera los aspavientos de los ojos; y Celedonio en su expresión de humildad beatífica pasaba del feo tolerable al feo asqueroso.
Al oír la proposición de Cristeta, comenzó presentando obstáculos y haciendo aspavientos, luego sonrió maliciosamente, después fingió sentirse súbitamente movida de simpatía, y concluyó aceptando el trato previo ajuste del pago y otras condiciones.
Volvió a petrificarse entonces don Simón; pero fue de abochornado al ver descubierta su ruin sospecha; y como para enmendarlo, respondió con grandes aspavientos: ¡Ah, señor Ministro! Me juzga usted muy mal. Ya usted sabe que cuanto soy y tengo está a su disposición. Muchas gracias contestó con sorna su excelencia . Pero, felizmente, no se trata ahora de eso, sino de todo lo contrario.
Y en el salón daba gritos, mientras los mozos colgaban los tapices de los balcones; hacía aspavientos, e invocaba la tolerancia religiosa, la libertad de cultos y hasta la sesión del juego de pelota. Pero, hombre le decía Ronzal, con deseos de pegarle ¿qué le importa a usted que el Casino cuelgue e ilumine? ¿Qué le ha hecho a usted la Santidad de Pío Nono?
Quiere decirse... bailando con él.... Yo no recuerdo... tal vez... ¡Infame!... ¡Fermín... por Dios, Fermín! Ana dio un paso atrás. Silencio... no hay que gritar... no hay que hacer aspavientos... yo no como a nadie... ¿a qué ese miedo?... ¿Doy yo espanto, verdad?... ¿Por qué? yo... ¿qué puedo? yo ¿quién soy? yo... ¿qué mando? Mi poder es espiritual.... Y usted esta noche no creía en Dios....
Pero habla, mujer, no entiendo eso... del pie... repitió Reyes. Emma tragó el buche de Jerez; pero en vez de hablar, volvió a llenar la boca y a renovar la pantomima con mayores aspavientos. Bonis se fijó bien; primero señalaba al pie, bueno; y después, con el dedo y la cabeza, quería indicar algo que no estaba presente....
Palabra del Dia
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