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Actualizado: 9 de junio de 2025
Pero el alma rebelde de Quiroga no podía sufrir el yugo de la disciplina, el orden del cuartel, ni la demora de los ascensos. Se sentía llamado a mandar, a surgir de un golpe, a crearse él solo a despecho de la sociedad civilizada, en hostilidad con ella, una carrera a su modo, asociando el valor y el crimen, el gobierno y la desorganización.
¿Creeráse que estas proezas, la destreza y la audacia en el manejo del caballo, son las bases de las grandes ilustraciones que han llenado con su nombre la República Argentina y cambiado la faz del país? Nada es más cierto, sin embargo. No es mi ánimo persuadir que el asesinato y el crimen hayan sido siempre una escala de ascensos.
Martín felicitó a Briones por sus ascensos. Sí, no estoy descontento dijo el comandante ; pero usted, amigo Zalacaín, es el que avanza con rapidez, si sigue así; si en estos años adelanta usted lo que ha adelantado en los cinco pasados, va usted a llegar donde quiera. ¿Creerá usted que yo ya no tengo casi ambición? ¿No? No.
Y ¿cómo Simón se nos preguntará estaba al tanto de esos ascensos y de esas evoluciones de su antiguo jefe, viviendo en aquel humildísimo rincón? Para responder a esta pregunta, hay que poner de manifiesto algo que Simón no mostraba a sus convecinos; y como yo había de denunciárselo al lector más tarde o más temprano, lo haré en este momento, y eso tendremos adelantado.
Ella me repitió sin cesar que por propia voluntad se sacrificaba para complacer al ministro, merced al cual lograría yo ascensos en mi carrera. »¿No le causa a usted todo esto tanta extrañeza como a mí, querida Antoñita? A causa de ello he estado pensativo todo el día. ¡Yo no hubiera osado hablar a Magdalena de ese viaje y ella se me anticipa, salvando todo obstáculo y allanando toda dificultad!
Entusiasmada mi madre por los rápidos ascensos obtenidos en mi carrera diplomática, por mi futuro destino en la hermosa capital de Atenas, y por mi elección para la Academia Francesa, no podía menos de sonreír ante la realización de sus aspiraciones de siempre, del sueño dorado de toda su vida.
No llega sino el que es amigo del ministro, el que es pariente del ministro; los méritos contraídos, los servicios prestados nada significan, y sin buenas cuñas no hay ascensos, y sin adulación y sin bajeza: el empleado que quiere marchar por sus cabales, es condenado a vegetación perpetua, y esto si, en un día de mala digestión del señor ministro, no se le borra del cuadro de una plumada.
Pero como Doroteo obtuvo rápidamente sus primeros ascensos, pronto se elevó sobre la muchedumbre de «soldaderas» de tez amarillenta, cabellera aceitosa y ojos ardientes, asombrosamente flacas. Fué la capitana Martínez, luego la comandanta, y ya no tuvo que avanzar al trote junto á los jinetes, llevando sobre su cabeza el colchoncillo y las ropas que constituían el ajuar andante del matrimonio.
Y aunque en algunos no ascendiera a tanto, siempre tenían la esperanza de los ascensos, según el mérito y circunstancias de cada uno, hasta llegar a los más provechosos. Bien es que sería conveniente que ninguno pretendiese ascenso sin haber primero servido cinco años en el pueblo que ocupaba, siendo conveniente no se mudasen muy a menudo.
Si le ofrecen una plaza en los ejércitos la desdeñará, porque no tiene paciencia para aguardar los ascensos, porque hay mucha sujeción, muchas trabas puestas a la independencia individual, hay generales que pesan sobre él, hay una casaca que oprime el cuerpo y una táctica que regla los pasos; ¡todo esto es insufrible!
Palabra del Dia
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