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Por punto general, puede asegurarse, sin embargo, que el precio de las localidades era proporcionalmente muy inferior al de nuestro tiempo . Las cofradías tantas veces mencionadas acordaron, en el año de 1615, alquilar los dos teatros de Madrid, de tal suerte, que el arrendatario percibiese el producto de las entradas, destinando una parte al sostenimiento de los hospitales.

Hay varios medios de entrar en la casa decía Carrascosa tomando el brazo del militar: paro hay uno que es excelente. Esas viejas tienen un arrendatario que ahora debe venir á pagarles sus rentas, lo poco que tienen. Lo por Elías.

De estos raros ejemplos de honradez y probidad debemos conservar eterno recuerdo. ¡Si todos imitáramos al arrendatario de mi hermana, cuán felices fuéramos en el mundo! 31 de julio. El día de hoy ha sido funesto para nosotros; una tempestad de granizo ha destruido nuestros viñedos.

De aquí las exclamaciones de asombro y el gesto de rabia de toda la huerta cuando Pimentó, de campo en campo y barraca en barraca, fué haciendo saber que las tierras de Barret tenían ya arrendatario, un desconocido, y que «él»... «¡élfuese quien fuese estaba allí con toda su familia, instalándose sin reparo... «¡como si aquello fuese suyo

El arrendatario de las cortas de Balsaín me da cuanta madera de pino me haga falta... En los sótanos de esta casa hay un depósito de caobas que se están pudriendo, y Su Majestad me permitirá sacar una piececita... El contratista del panteón de Infantes del Escorial me ha ofrecido todo el mármol que quiera.

Con todo, ante esta aventura, que parecía evocada por mis pensamientos, latiome el corazón con fuerza, y vacilé tanto en entrar al salón, que estaba aún en la puerta cuando llegó el cura hecho una sopa, pero contento. Señor cura exclamó yo, corriendo hacia él, hay un hombre en el salón. ¿Y qué hay con eso, Reina? Un arrendatario, supongo. No, no señor cura, es un verdadero hombre.

Notaba en él la mano adicta de Pep y la gracia de Margalida. Jaime se fijaba en lo nítido de las paredes, en la limpieza de las tres sillas y la mesa de tablas, muebles fregoteados por la hija de su antiguo arrendatario. Unos aparejos de pesca extendían sus mallas por los muros con ondulaciones de tapiz. Más allá colgaban la escopeta y un bolso de municiones.

En estos tres años había estado el joven médico en correspondencia con su familia. Sus padres habían muerto, mientras él se hallaba en el ejército en Navarra; su hermana Carlota había casado con un arrendatario bien acomodado, el cual había hecho de los dos hermanos pequeños de su mujer dos labradores poco instruidos, pero hábiles y constantes en el trabajo.

Toda la ciudad le había conocido calzando alpargatas, cultivando como arrendatario un pequeño huerto.

Batistet, cuando no había labor en el campo, buscaba ocupación yendo á la ciudad á recoger estiércol. Quedaba la chica, una mocetona que, terminado el arreglo de la barraca, no servía para gran cosa, y gracias á la protección de los hijos de don Salvador, que se mostraban contentísimos con el nuevo arrendatario, acababa de conseguir que la admitiesen en una fábrica de sedas.