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Actualizado: 17 de junio de 2025


Cierto es que si me hubieran asesinado aquel día en las calles de Estrelsau, el bueno de Sarto se hubiera visto en apurado trance. No estará de más decir aquí que yo llevaba puesto un uniforme blanco y cruzada al pecho la ancha banda de la rosa; el casco era de plata con adornos de oro, y las altas botas de montar completaban mi atavío.

El conde se veía apurado y contestaba vagamente a las preguntas. Pues contra ese mal, señor conde apuntó Saleta, no hay mejor medicina que el hierro. Verá usted... Yo he padecido muchísimo de las muelas siendo estudiante.

La limpieza de sus bolsillos era absoluta, y el crédito, apurado ya, faltaba. ¡Qué habría sido de ella si sobre estos horrores no apareciera un sol de vida y esperanza! ¡Ganar el pleito! La idea de un triunfo próximo le daba fuerzas para hacer frente a tantas humillaciones. Si el procurador le decía que había tarea para mucho tiempo, su descorazonamiento rayaba en desesperación.

Últimamente anda muy apurado con el desplome que dice haber visto en el morio delantero de la casa del pedáneo, y tiene la suya seis meses hace un boquerón abierto en el jastial del Poniente.

Manso, pacífico, benigno, Valentín hubiera apurado un cáliz de hiel y veneno al oir mi revelación; no hubiera sido mi juez inexorable, sino hubiera acabado de ser mi víctima, y yo, réproba, llena de satánica soberbia, hubiera ahogado el manantial de la compasión y de la ternura con desdén, hasta con asco, de una resignación santa, que el demonio mismo me hubiera pintado como enervada flaqueza.

El muchacho estudiaba y quería cumplir con su deber; pero no podía ir más allá de sus alcances. Doña Lupe le ayudaba a estudiar las lecciones, animábale en sus desfallecimientos, y cuando le veía apurado y temeroso por la proximidad de los exámenes, se ponía la mantilla y se iba a hablar con los profesores. Tales cosas les decía, que el chico pasaba, aunque con malas notas.

«Señora, ya dije a usted que no... puedo, no puedo de ninguna manera. Es de todo punto im...posible». Y viendo que la víctima se negaba a creer tanta crueldad, echó el último argumento en esta forma: «Si mi padre me pidiera... esa prórroga, no se la concedería. Usted no sabe lo apurado que estoy. Tengo forzosamente que hacer... un depósito. Va en ello mi honor».

Nunca bebía licores y aquella tarde, distraído, sin saber lo que estaba haciendo, había apurado la copa de chartreuse o no sabía qué, servida por la Marquesa. Fortunato leía las pruebas y seguía sonriendo. No parecía temer ya al Magistral. Horas antes esquivaba quedarse a solas con él de miedo a que le reprendiese por su condescendencia con las señoras protectrices de la Libre Hermandad.

Ni se crea que es fácil tampoco sobresalir en este género: yo confieso en verdad que, si es cierto aquello de que principio quieren las cosas, al ponerme a escribir un artículo en blanco, no sabría por dónde empezar, y en cuanto a lo de prohibirlos, confieso que me había de ver apurado todavía. ¡El Siglo es más grande que los hombres! he aquí una verdad que ha echado por tierra el tiempo.

Y sin embargo, el Epaminondas moderno se servía del bejuco en sus momentos de cólera, ¡y lo aconsejaba! Por aquellos días, los conventos, temerosos de que diese un dictamen favorable á la peticion de los estudiantes, repetían sus regalos y la tarde en que le vemos, estaba más apurado que nunca, pues su fama de activo se comprometía.

Palabra del Dia

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