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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Todos comían mucho, menos don Pompeyo, a quien la emoción apretaba la garganta. Desde el segundo plato comenzó a atormentarle un cuidado. «Estoy, pensó, en el ineludible compromiso de brindar; tengo que improvisar un discurso». Y ya no comió bocado que le aprovechase. Oía hablar como quien oye llover: sonreía a derecha e izquierda, contestaba con monosílabos, pero él pensaba en su brindis; las orejas se le convertían en brasas y a veces sentía náuseas y temblor de piernas. En resumidas cuentas, estaba pasando un mal rato.
En el 2.º documento, dirigido tambien al merino y los oficiales de Zaragoza, habla el mismo Rey D. Martin del abuso que intentaba hacer del agua Ramon de Torrellis, el cual pretendia aprovecharse de ella despues de regado el huerto menor, y no el mayor de la ALJAFERIA; de lo que se seguia que se secasen los árboles y plantas de dichos huertos, particularmente en los meses de calor: y el Rey D. Martin dice, que así como no quiere causar perjuicios á sus súbditos, tampoco quiere que se le causen, y que su mente no fue de ningun modo el que se aprovechase Torrellis del agua, sino despues de regados los dos huertos de la ALJAFERIA, y en esta forma declara el sentido de los anteriores despachos.
Por eso, aunque usté no me conosía, yo estaba allí, viéndole pasar, sin pedirle ni un pitiyo, pa que nadie le tocase ni una uña, pa cuidá de que algún sinvergüensa no se aprovechase saliéndole al camino y disiendo que él era el Plumitas, pues cosas más raras se han visto...
El drama español debiera ser la escuela de nuestros jóvenes estudiosos, é influiría ventajosamente, sin duda, comunicando nueva vida á nuestra escena, si se aprovechase el carácter que tanto lo distingue, y del cual se ha hecho caso omiso hasta ahora, que es el relativo al íntimo enlace que ofrece del espíritu poético con la concentración del asunto, prenda tan indispensable para lograr buen éxito en las tablas.
El rubor tino las mejillas de don Paco al ir a aceptarla; pero no fue tan descortés ni tan abstinente que no la aceptase, la agradeciese y aun se aprovechase de ella, compitiendo en apetito con los boyeros. Sin querer le avergonzaron también por otro estilo con su leal franqueza.
Esta idea que no aplicaba con entera fe a los demás, la creía evidente en lo que a ella misma le importaba; estaba segura de que Dios le daba de cuando en cuando avisos, le presentaba coincidencias para que ella aprovechase ocasiones, oyese lecciones y consejos.
Palabra del Dia
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