Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de julio de 2025


En esta sección hablaremos de empréstitos, de intrigas, de favor... en una palabra, lo que corre... a la dernière siempre. De costumbres. Por supuesto: malas: lo que hay: escribiremos como otros viven sobre el país. Fígaro hablará, bajo este título, de paciencia, de tinieblas, de mala intención, de atraso, de pereza, de apatía, de egoísmo. En una palabra, de nuestras costumbres. Anuncios.

Una apatía, una pereza invencible comenzó a postrar como un ensalmo sus miembros y su espíritu, hasta hacerle pasar la mayor parte del día tendido en la cama del anacoreta, ocupado en contar los hoyuelos de la roca o las gotas de agua que caían de las vertientes.

Ya se lo he dicho... Casi he empleado las mismas palabras, señora... Pero si viera usted... Hállase hoy en un estado de apatía y tristeza que no me hace maldita gracia. No hay medio de sacarle una respuesta a nada de lo que se le dice.

Pero los asiáticos no abandonaban su apatía serena, despreciadora de la muerte. Sólo algunos miraban al mar con una curiosidad infantil, deseosos de conocer este nuevo juguete diabólico inventado por las razas superiores. En las cubiertas reservadas á los pasajeros de primera clase, la extrañeza resultaba tan grande como la inquietud. ¡Submarinos en el Mediterráneo!... ¿Pero es posible?...

Tu hermano está en Bayona. Lo mejor es que se pase por Molina antes de venir a Madrid. Le escribiré hoy mismo. Sosiégate; eres así, o la apatía andando o la pura pólvora... Eso es ahora, que antes, para mover un pie le pedías licencia al otro. Te has vuelto muy atropellado. Le miró de un modo tan indagador, que al pobre chico se le volvieron a abatir los ánimos.

El vértigo es angustioso; el atolondramiento de la cabeza produce sensaciones penosas, especialmente en el occipucio; la concepcion es lenta, difícil, y el moral está en apatía; el aspecto es enfermizo, y la piel sucia y como arrugada.

Sus impresiones, por lo general poco intensas, le mantenían igualmente alejado del entusiasmo y la apatía: su gran virtud era amar el trabajo con esa honrada tenacidad de las medianías que alcanza el envidiable nombre de constancia. Algo había, sin embargo, que le sacaba de quicio: el carlismo.

Apenas sirvieron la sopa, se dejó oír el himno de D. Gaspar. Comenzaba por una especie de recitado de notas lúgubres, prolongadas, ejecutado por un tenorete, ebanista de oficio. Decía, si no recordamos mal: «Peñascosa, triste ayer, Hoy venturosa, Sacude la apatía en que vivió, Y se lanza al progreso entusiasmaaaada Y se laaaanza al progreso con ardor

A pesar de esto, Fortunata se ponía tan nerviosa que no podía pegar los ojos en toda la noche, durmiendo algunos ratos de día. El enfermo no iba ya a la botica, ni mostraba deseos de ir a parte alguna, pareciendo caer en profunda apatía y reconcentrar toda su existencia en el hervidero callado y recóndito de sus propias ideas.

El filósofo, por su parte, busca en la apatía, en la serenidad, en la sapiencia, correctivo a la abrumadora pasión recóndita. Esa es la sofrosine. El filósofo llora por dentro y sonríe por fuera. Cuando al filósofo le llega la hora de su drama, su drama es tan intenso que siente como que se destruye, no ya su propio corazón, sino todo el universo, y nada existe ya.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando