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Actualizado: 13 de junio de 2025
Acudió luego toda la gente á apagar aquel que creían incendio; y registrando de dónde salía aquel humo, vieron que le arrojaba la tierra que estaba sobre el cuerpo de aquel desdichado; por lo cual echaron sobre él agua en grande abundancia, pero ¿qué sucedería?
He conocido un joven a quien una Comisión salida del seno de la Academia pasó a ofrecer en su misma casa el puesto de Secretario con el objeto de apagar una querella suscitada entre dos enconados e igualmente poderosos adversarios.
Señorito, señorito... ¡Eh! ¿qué hay? dijo restregándose los ojos. Vamos a apagar. Bueno... ¿Sabe V. si está en la sala de juego el Sr. Merelo? Me parece que sí, señor. Se fue hacia allá y encontró a su amigo ganando bastante dinero. Al verle entrar, Merelo le dirigió una sonrisa alegre y expansiva; bien claramente se entendía que en aquel instante no le importaba mucho que Miguel se fuese a matar.
Entonces los demás sitiados se irritaban contra la pobre niña, gritando, llenos de indignación, que quería burlarse de ellos y que mirase bien lo que hacía. Sólo Jerónimo permanecía en completa calma; pero la gran cantidad de nieve que había bebido para apagar el ardor de sus entrañas inundaba su cuerpo y su demacrado rostro de un sudor frío.
Celebrose la ocurrencia con grandes risas, Damián quiso apagar una vela de un taponazo de Champaña, falló el tiro, y armose descomunal gritería; eran cuatro personas y alborotaban como doce.
Pero, muchacha, eso que dices no es apagar el fuego, sino echarle leña para que arda más. Si han de murmurar como uno al verte con el vestido nuevo, murmurarán como dos al ver con levita nueva a don Paco. Pues que murmuren.
Clementina creyó notar en estas palabras una intención malévola y se mordió los labios de ira. La tristísima escena que se ofreció a su vista, apenas se aproximó al lecho de D.ª Carmen, consiguió apagar su odio breve instante.
Eran las tres de la mañana. Dirigióse rápidamente á la callejuela á donde le llamaba su amor, su verdadero amor, la pasión de su alma, que no podían apagar las pasajeras lluvias de amorcillos que caían á cada paso, á causa de su carácter y de sus riquezas, sobre el duque.
Invítase a Facundo a ir a interponer su influencia para apagar las chispas que se han levantado en el Norte de la República; nadie sino él está llamado para desempeñar esta misión de paz. Facundo resiste, vacila; pero se decide al fin.
Y el líquido, hinchado por el fuego, adquiría fantásticas proporciones, pareciendo mucho más grande de lo que realmente fue; esparcíase en oleadas fuera de la vasija, para perderse sin utilidad alguna, hasta que acabó por apagar la lumbre. Y cuando la olla descansaba al fin, enfriándose, sólo tenía en su interior leves residuos.
Palabra del Dia
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