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Actualizado: 9 de mayo de 2025
De igual modo andaba constantemente a la greña con la planchadora sobre si los puños, sobre si los cuellos, y con la camarera sobre si las botas, sobre si el botón de la levita. La misma D.ª Romana, su respetabilísima patrona, a pesar de su continente digno y talento persuasivo, no se libraba de las amargas recriminaciones del joven, y a veces de sus violentísimos apóstrofes.
Jóvenes cuya distinción entusiasmaba á doña Elena prorrumpían en apóstrofes contra las corrupciones de París, corrupciones que habían estudiado á fondo velando hasta la salida del sol en las virtuosas escuelas de Montmartre. Todos adoraban á Alemania, donde no habían estado nunca ó que conocían como una sucesión de imágenes cinematográficas. Aplicaban á los sucesos un criterio de plaza de Toros.
Y al teatro se iba y vagaba como una sombra espectral del escenario a las butacas y desde aquí a las galerías meditando el efecto que harían tales versos oídos desde lo alto y desde lo bajo, cómo resultarían los apóstrofes y los apartes. Pero hay que decir que aquellos malditos cómicos le llenaban de indignación y excitaban su bilis de un modo alarmante. No tomaban en serio el ensayo de la obra.
Los padres mercedarios, en competencia con lo que la víspera hacían los agustinianos, sacaban el Viernes Santo en procesión unas andas con el sepulcro de Cristo, y tras ellas y rodeada por multitud de beatas, iba una mujer desgreñada, dando alaridos, echando maldiciones a Judas, a Caifás, a Pilatos y a todos los sayones; y lo gracioso es que, sin que se escandalizase alma viviente, lanzaba a los judíos apóstrofes tan subidos de punto como el llamarlos hijos de... la mala palabra.
Mas después de casados, como quiera que ella no lograba hijos propios, comenzó a odiar al marido y a cavilar que la niña era hija disimulada de Belarmino; con que la criatura tampoco se libraba del odio de la apasionada mujer. En los apóstrofes y denuestos de Xuantipa, aunque muy veladas, siempre latían, como se habrá advertido, venenosas alusiones a este asunto.
Dejaba escapar de su pecho exclamaciones de ira, juramentos de venganza y apóstrofes de despecho contra sí mismo. «¡Bien merecido lo tengo por meterme con esa gente!». Cuando llegó a Madrid echado de la corte de D. Carlos, fue a casa de su tía, según costumbre antigua; pero apenas paraba en la casa.
Sigue a esto dijo a su padre Maravillas, interrumpiendo la lectura , un largo párrafo muy bonito y de gran efecto, de conjuros y de apóstrofes por el estilo de los que ha oído usted, que duran hasta la mitad de esta segunda columna, y digo enseguida... «¿Sabes por qué eres andrajosa, y fea y esclava vil y degradada, ¡oh, Villavieja infelice?
Las figuras retóricas importan Como repetición ó anadíplosis; Y en el principio de los mismos versos Aquellas relaciones de la anáfora, Las ironías y dubitaciones, Apóstrofes también y exclamaciones. El engañar con la verdad es cosa Que ha parecido bien, como lo usaba En todas sus comedias Miguel Sánchez, Digno por la invención desta memoria.
Pues el efecto producido en las tres damas por la respuesta de Clara fué enteramente igual al que producen los apostrofes de un predicador endemoniado en el tímido y dueñuesco auditorio de un novenario. ¡Qué horror! exclamó Paz juntando las manos. ¡Jesús! ¡Jesús! dijo Salomé tapándose los oídos. Et ne nos inducas profirió la devota alzando los ojos al cielo. Hubo un momento de confusión.
Palabra del Dia
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