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Actualizado: 27 de junio de 2025
No, abajo replicó él avanzando hacia la puerta. Como usted quiera... pero yo no tengo ganas. No me traiga usted nada. Estoy... así, vamos, no sé cómo. Tome usted algo... ha cogido usted frío y le conviene entrar en reacción. No... aún si usted almorzase aquí, me animaría tal vez , insistió ella con tenacidad de niña voluntariosa.
La noche se acercaba tranquila y hermosa: era el 24 de diciembre, es decir, que pronto la noche de Navidad cubriría nuestro hemisferio con su sombra sagrada y animaría a los pueblos cristianos con sus alegrías íntimas. ¿Quién que ha nacido cristiano y que ha oído renovar cada año, en su infancia, la poética leyenda del nacimiento de Jesús, no siente en semejante noche avivarse los más tiernos recuerdos de los primeros días de la vida?
¡Qué contratiempo! mi hermana está indispuesta, un poco de jaqueca, no es nada; mañana estará bien; pero hoy no me atrevo a salir sola con vos. Allá, en América, me animaría; pero aquí no, ¿no es verdad? Seguramente respondió Juan. Me veo obligada a despediros, y lo siento mucho.
Por otra parte consideraba, que buscar el abrigo de las trincheras indicaba temor, que su detencion era peligrosa, porque animaria á los sediciosos, les daria tiempo para adquirir mayores fuerzas, y concebir fundadas esperanzas de arraigarse en el dominio que tenian usurpado.
Bien utilizada, una catarata como la del Niágara animaría las máquinas suficientes para realizar todo el trabajo de una nación.
Si por dicha, que no es de esperar, mi Meditación no pareciese muy mala, tal vez me animaría yo a escribir otra sobre las contribuciones y los empréstitos de España, diciendo siempre lo que dice el vulgo y nada más que lo que dice el vulgo, sin meterme en honduras. LAS ESCRITORAS EN ESPA
En efecto, procuré inmediatamente hacérselo entender por medio de los caciques Quinteleu y Quidulef, sus amigos, y que tambien me habian acreditado ser lo mios: y la respuesta dada por el ulmen, mandando á sus dos hermanos mayores, fué, que se prestaria con igual franqueza; que su ancianidad, ademas de ciego, no le permitian montar á caballo, pero sin embargo se animaria á hacerlo, y partir el camino conmigo, pues deseaba la amistad del que se la brindaba, haciendo acuerdo de su persona, que hasta entonces tenia la queja de habérsele considerado en muy poco precio.
Palabra del Dia
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