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Actualizado: 1 de junio de 2025
Quiero yo significar con esto, que no hay crueldad ni horror de cuantos el hombre hace con seres animados irracionales que no haya hecho o haga con sus semejantes cuando no tiene animales silvestres o domésticos de qué valerse. En todo país, como por ejemplo, en la América precolombina, salvo el Perú, cuando no había bestias de carga, el hombre convertía en bestia de carga al hombre.
Por un lado era blanco como plata mate, con adornos en realce de pájaros y flores, y por el otro, brillante y pulido como cristal. Allí miró la joven esposa con placer y asombro, porque desde su profundidad vio que la miraba, con labios entreabiertos y ojos animados, un rostro que alegre sonreía.
Los teatros, á excepción del Real, son de pobre aspecto; estaban muy poco animados cuando yo los ví: bien es verdad que la trágica Ristori con toda la compañía del primer teatro de verso de Turin se hallaba en Paris, donde despues la ví. Asistí á una representacion de la Linda en un miserable teatro llamado Cervino, teatro que está á la derecha de la plaza de Victor Manuel.
Catalina, de pie en el filo de la peña, reía con risa estridente que no tenía fin. Y los demás, aquellos hombres que parecían fantasmas, como animados de una vida nueva, se precipitaron sobre las ruinas del viejo burgo gritando: ¡A muerte! ¡A muerte!... ¡Aplastémosles como en el Blutfeld! Nunca se vio una escena más terrible.
»Entonces fué cuando todos los ingenios se ciñeron para buscar en ella su interés ó su aplauso. Los empleos, la profesión y el estado no detenían á ninguno en esta senda de gloria, y, animados todos por la protección y la recompensa, se vió hasta dónde podía llegar en aquella sazón el talento ayudado de la opinión y del poder.
Conque hemos quedado muy animados a poner otro amigud al primer baile que tengamos, que será luego, según de satisfechos que quedamos. »Hoy no hablan de otra cosa los papeles, y ahí le mando una docena de ellos para que reparta a las amigas, a más de los que mandará Simón por el correo.
Eran tímidos y huraños con la gente que llegaba de aquella llanura, a la que volvían los ojos con cierto temor supersticioso, como si en ella residiese el misterio de la vida. Eran pedazos de naturaleza, de una existencia rudimentaria y monótana. Andaban y vivían como podrían hacerlo un árbol o una piedra animados de movimiento.
Y estos medio hombres hablaban, fumaban, reían, satisfechos de ver el cielo, de sentir la caricia del sol, de haber vuelto á la existencia, animados por la soberana voluntad de vivir, que olvida confiada la miseria presente en espera de algo mejor.
Son los polos celestes, que corresponden precisamente á los dos polos terrestres; éstos son los dos únicos puntos de la superficie de nuestro globo que, por hallarse situados en el eje mismo de la rotación, no participan de este movimiento. Nosotros, los habitantes de la Tierra, no nos damos cuenta del movimiento de rotación de que estamos animados con todo cuanto existe en su superficie.
Desde los coches á los balcones entablábanse animados diálogos, cambiábanse requiebros por donaires, confites por sonrisas; arrojábanse sonoros besos que, en alas del viento, iban á posarse tímidamente sobre alguna tersa mejilla ruborizada.
Palabra del Dia
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