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Actualizado: 1 de junio de 2025


Con estos antecedentes es de conjeturar que el de las carabelas en su viaje de descubrimiento era un cuerpo de ladrillo de forma cúbica con aristas de hierro, hornillas y tierra en el fondo, semejante á los que en Andalucía se llaman anafres. Como en las naos iba sobre cubierta, hacíasele un tambucho sin abrigo en forma de tienda.

No era probable que hubiesen venido a Madrid a divertirse, porque entonces el marido, labrador, hacendado, mercader o algo así, de alguna población de Andalucía o de Sevilla misma, las hubiera acompañado, y él también se divertiría y curiosearía. El marido debía ser un hombre ocupado. ¿Y qué ocupación podía tener el marido en Madrid, sino la de un empleo del Gobierno?

En ella, doña Inés iba a dar al señor obispo más trabajo que nadie, pues tenía siete chiquillos no confirmados aún, y uno todavía moro, como apellidan en Andalucía a todo ser humano antes de recibir el agua sacramental que le trae al gremio de la Iglesia. La noche del 15 de julio hacía muchísimo calor.

Pues se dice por ahí que las tropas de Andalucía se sublevarán, , señor, se sublevarán. ¡Pues no han de sublevarse!... Si en cuanto uno la voz empieza a desfilar nuestra gente y ni un ranchero español quedará a las órdenes de Murat ni de la Junta. Veo que lo van a pasar mal, Santiago. Pero siento golpes en la puerta. Son los vecinos que vienen a saber noticias... Pase usted, Sr.

Si cualquier hombre del mundo, conocedor de la vida de Madrid o de otra capital de Europa, y conocedor del modo de vivir de nuestros lugares de Andalucía, hubiera entrado allí, se hubiera sorprendido agradablemente y hubiera dudado de lo que veían sus ojos.

Y como aquel medio había respondido admirablemente á su intento, puesto que al poco tiempo de casada, los médicos declararon que la duquesa se encontraba encinta, el duque, logrado su deseo, se fué á sus posesiones de Andalucía á pasar el invierno, y dejó en completa libertad y en absoluta posesión de su casa á su esposa. Esto tenía sus peligros, que no se ocultaban á la duquesa.

La pregunta estaba hecha para turbarla, y merced a su turbación averiguar algo de lo que acaecía en su espíritu. Pero yo no había estado en Andalucía, ni tenía idea de lo que es una sevillana. ¿Y a usted qué le importa? me contestó sin alterarse poco ni mucho, mirándome con expresión maliciosa a los ojos. El que se turbó fui yo, y no poco.

Del primero al segundo punto corría la carretera general de Andalucía, desde Bailén a Menjíbar el camino que iba a Jaén, y desde Menjíbar a Andújar el río. Conserven ustedes en la memoria la disposición de este triángulo para comprender la importancia de los movimientos de ambos ejércitos.

Cuando se hubo alejado el chico, me dijo: ¡Buena la hubieras hecho si no aceptas! ¡Menuda bronca te arman esos gachós! Luego me explicó que aquello en Andalucía no solo no tenía nada de particular, sino que era un acto de cortesía y franqueza que debía agradecerse.

Así lo demuestran los siguientes pasajes de Lope de Vega. En el acto I de Peribáñez y el Comendador de Ocaña cantan los músicos: «Y a los nuevos desposados eche Dios la bendición; parabién les den los prados, pues hoy para en uno sonNuestros diccionarios registran el aumentativo chanflón, y no el positivo chanfla, muy corriente en Andalucía con idéntico significado.

Palabra del Dia

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