Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de julio de 2025
Pero ella no atribuía a esto la insolencia de la criada; temía que hubiese descubierto sus amores con Mesía y que aquella soberbia, aquel desafío constante de sus miradas, de sus sonrisas y de sus gestos fuese amenaza de revelar a don Víctor su secreto.
Echó una mirada de venganza sobre Mathys, que estaba como petrificado; después lanzó un grito de desesperación, y dejó caer la cabeza sobre la mesa ocultando la cara con la mano. Madre, ¿qué ha sucedido? ¿qué peligro os amenaza? preguntó la joven de rodillas, dominada por el miedo y la piedad. Pero una voz conocida le provocó otra emoción.
Pero con sola una cosa quiero castigar a este ignorante pueblo, y es con no llover en él ni en todo su distrito y contorno por tres enteros años, que se han de contar desde el día y punto en que ha sido hecha esta amenaza en adelante. ¿Tú libre, tú sano, tú cuerdo, y yo loco, y yo enfermo, y yo atado...? Así pienso llover como pensar ahorcarme''.
Oliverio le dije, calla por respeto a Magdalena si no lo haces por piedad de mí. He concluido replicó sin la más leve emoción; lo que te digo no es un reproche, ni una amenaza, ni una profecía, porque de ti depende hacer que me equivoque. Quiero sólo mostrarte en qué diferimos y convencerte de que la razón no está de ningún lado.
Vivimos rodeados de enemigos, y esto no puede continuar. Es mejor que terminemos de una vez. ¡O ellos ó nosotros! Alemania se siente con fuerzas para desafiar al mundo. Debemos poner fin á la amenaza rusa. Y si Francia no se mantiene quietecita, ¡peor para ella!... Y si alguien más... ¡alguien! se atreve á intervenir en contra nuestra, ¡peor para él!
Sonó luego por tres veces la voz de ¡alto!, y de seguida, uno tras de otro, como dos gritos de protesta y de amenaza, se oyeron dos tiros.
Me sentí espantada hasta el fondo del alma por mí misma quizá tanto como por ella; me negué con toda la energía que pude encontrar en mí; pero ella insistió, y, ante la amenaza que me hizo de revelar a la familia mi correspondencia con Roberto, tuve que consentir de grado o por fuerza. Entonces vinieron días tristes; Marta vagaba, semejante a un fantasma.
Su nombre era terriblemente popular en toda la costa mediterránea ocupada por los infieles. Los mahometanos le temían como al demonio; las moras hacían callar a sus pequeñuelos con la amenaza del comendador Febrer. Dragut, gran corsario turco, le apreciaba como único rival digno de su valor.
Sintió miedo, el miedo irresistible á lo desconocido, y al mismo tiempo curiosidad, angustia, la impaciencia ante un peligro que amenaza y nunca acaba de llegar. Una explosión estridente sonó fuera del parque, pero á corta distancia de la tapia: algo semejante á un hachazo gigantesco dado con un hacha enorme como su castillo.
Á lo que viene V. es á insultarme. ¿Mato yo acaso á Clara? Lejos de mí el propósito de insultar á V. Sin querer, podría V. acaso matar á Clara, y esto es lo que vengo á evitar. Para ello estoy resuelto á apelar á todos los medios. ¿Me amenaza V.? No amenazo. Declaro mi pensamiento sin rebozo. ¿Y qué me toca hacer, según V., para evitar que Clara muera? Disuadirla de que sea monja.
Palabra del Dia
Otros Mirando