Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de mayo de 2025


Su autor, que á fuerza de verla ensayar casi la odia, ni siquiera tiene el consuelo de ir á verla: no puede, se aburriría; todos sabemos que Alfredo de Musset se durmió profundamente y hasta llegó á roncar, en un palco de la Comedia Francesa, durante la representación de «Un capricho», su comedia mejor...

Disen, don Alfredo, que es magnífica la enstalasión que el munisipio de Sevilla ha dadicado an la asposisión da Barselona a las cañas da mansanilla. Supongo que no dajarán ustedes de mandar alguna bailaora... Y qué tal, don Alfredo, ¿no ha venido todavía ningún inglés que compre la Giralda?

Sólo diré que ¡Día feliz! me agrada tanto como cualquiera de los más encomiados y cortos proverbios de Alfredo de Muset: como Un capricho, por ejemplo. Sobre ¡Día feliz!, lo mismo que sobre la novela Justa y Rufina, quiero yo tocar un punto en que ambas obras coinciden: la adulteración de la ortografía para reproducir gráficamente el modo de pronunciar de los andaluces.

Y lo más maravilloso del caso era que los lentes de resorte de acero, que reemplazaban a las gafas durante los interregnos, manteníanse vigorosos y firmes. Ya sabéis que la paciencia no era la virtud favorita de M. Alfredo L'Ambert. Hallábase un día furioso, pateando sobre unas gafas, haciéndolas pedazos con sus tacones, cuando le anunciaron la visita del doctor Bernier.

Diga usted a Micaela que si he tenido muchas imprudencias, la bondad con que las disculpa me hace quererla más. Y a Paulina y a Pepe y a Alfredo, y a todos mi afecto.

Vamos, don Alfredo, no le maree más... Mire que yo también voy a poner sus trapiyos sobre la mesa dijo la brevísima Matilde, que mientras comíamos se movía espiando nuestros deseos, satisfaciéndolos o haciéndolos satisfacer por Gervasio. El comandante se puso un poco colorado. Vaya, vaya, a callar, Colibrí. Más te valiera tener cuidado de que este arroz estuviese sabroso.

Bebía el «pobre Alfredo» para llenar el vacío de su vida frustrada sentimentalmente, pero nunca le debió nada al alcohol; sus borracheras fueron «obscuras», como el fondo de una sima, y al cabo la llama azulenca le abrasó el cerebro y sufrió el horrible dolor de la impotencia en plena apoteosis de gloria y de juventud.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando