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Actualizado: 14 de junio de 2025


El buque estaba en un lugar incómodo, cerca de los descargaderos de carbón, con la popa en alto para que la hélice fuese recompuesta. Los obreros reemplazaban las planchas abolladas y rotas con un martilleo irresistible. Ya que había de esperar cerca de un mes, era preferible alojarse en un hotel.

Para sus amigos era un lugar mágico, á causa de su decoración persa estilo Mil y una noches vistas desde Montmartre y de su iluminación de tubos de mercurio, que daba un tono verdoso á los salones, lo mismo que si estuviesen en el fondo del mar, y una lividez de ahogados á sus parroquianos. Dos orquestas se reemplazaban incesantemente en la tarea de poblar el aire de disparates rítmicos.

Estaba construida con botes viejos de conservas, que reemplazaban a los ladrillos; el techo era de latas de petróleo enrojecidas y oxidadas por la lluvia. Unos tablones carcomidos empotrados en la pared exterior servían de bancos. El «Ventorro de las Latas» era el punto de reunión de los dañadores antes de emprender la marcha. Comenzó a cerrar la noche.

Metidos siempre en el agua para arrastrar la canoa y casi descalsos, durante el dia éramos devorados por las picaduras ponzoñosas de los quejenes, á los que reemplazaban, por la noche, enjambres de mosquitos mas encarnizados todavía.

Metidos casi siempre en el agua para arrastrar la canoa y enteramente descalzos, durante el dia nos veiamos atormentados por las picaduras ponzoñosas de los jejenes á los que reemplazaban por la noche enjambres de mosquitos mas encarnizados todavía.

Las modistas y las grisetas de provincia reemplazaban, sin hacérselas olvidar, a las cantoras y cómicas de París. Buscando un poco se encuentran aún grisetas en las provincias, y Pablo buscaba mucho. Apenas estuvo el cura en presencia de la señora de Lavardens, díjole ésta: Yo puedo, sin esperar la llegada de M. de Larnac, deciros los nombres de los compradores de Longueval.

Zaldumbide, que conocía bien a la gente, le trataba con gran consideración, y el piloto y el capitán se reemplazaban en las guardias, como iguales. El tal Tristán, o como se llamara, no nos dió suerte; desde que entró en El Dragón no hicimos un viaje feliz. Del estrecho de la Sonda fuimos a Mozambique, y fondeamos cerca de Quelimane, en una ría conocida por el capitán.

Yo no puedo añadió con cierta melancolía prestarle a la señorita otro auxilio. Marchóse, dejando al médico sorprendido de encontrar un cura que rehuía entrar en políticas discusiones, que por aquellos días reemplazaban a las teológicas en todas las sobremesas patronales, y celebró su misa con gran atención y minuciosidad en las ceremonias.

Y después, los mostradores estaban alfombrados con tripes representando todo un jardín zoológico de fieras estampadas, tigres, panteras, gatos monteses y leones rubicundos, reposados majestuosamente sobre paisajes historiados de selvas de lana con que las fábricas de Manchester reemplazaban en nuestras mansiones aristocráticas de entonces la carencia de Aubuisson y de gobelinos.

Y lo más maravilloso del caso era que los lentes de resorte de acero, que reemplazaban a las gafas durante los interregnos, manteníanse vigorosos y firmes. Ya sabéis que la paciencia no era la virtud favorita de M. Alfredo L'Ambert. Hallábase un día furioso, pateando sobre unas gafas, haciéndolas pedazos con sus tacones, cuando le anunciaron la visita del doctor Bernier.

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