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Actualizado: 2 de junio de 2025


Tampoco podia acudirse á las cajas reales, porque lo resistian sus oficiales, alegando no serles facultativo extraer cantidad alguna, sin órden espresa de la superioridad; y por último recurso, se pensó en que los vecinos contribuyesen con algun donativo, que tampoco tuvo efecto, por la suma pobreza en que se hallaban.

Por mi parte me eché a reír, porque sabía que para mi malparado enemigo no había más que un remedio: venganza. ¿Se sentarán ustedes a mi mesa, señores? pregunté. El joven Ruperto declinó respetuosamente la invitación, alegando que importantes deberes los llamaban al castillo.

Poco después llegaron más refuerzos americanos y otra vez el almirante Dewey, por medio de su Secretario interesó más trincheras para su ejército, alegando que eran ya cortas las que antes les había dado, concediéndoseles entonces su continuación hasta cerca de Pasay.

Se negaba á continuar su carrera: quería embarcarse, alegando que para esto se había hecho piloto. En vano doña Cristina impetró el auxilio de parientes y amigos, prescindiendo del Tritón, pues adivinaba su respuesta. El hermano rico de Barcelona fué breve y afirmativo: «¿Si eso le da dinero?...» Los Blanes de la costa mostraron un sombrío fatalismo.

El escribano, D. Jaime y otro de los que allí se hallaban sostenían la causa de los vecinos y se oponían a que se les gravase, alegando que la fábrica aún tenía algunos fondos: el maestro y Celesto defendían la del cura. Al fin terminó éste su plática, y prosiguió la misa. Todos volvieron a sus primitivos puestos.

Todo esto constituye un verdadero arsenal de invocaciones mágicas, en cuya eficacia se confía para evitar el mal, librarse del peligro, lograr un bien, alcanzar una gracia. Como ejemplo de la virtud de las invocaciones y de lo que se puede conseguir con sólo decir con frecuencia Jesús, María, José, que constituye la "Trinidad Santísima de la Tierra," se cuentan los siguientes casos: (Novena de Jesús, María y José. Manila, 1903). Un hombre de mala vida pasando en medio de una noche por delante de una iglesia de San Francisco, en Cuzco, Perú, vió luces en el cementerio y, comprendiendo que se trataba de un entierro, se dirigió al lugar para presenciarlo. De pronto se apercibió que allá había un trono en el que Jesucristo se hallaba sentado en medio de María y José. Aparecieron entonces muchos demonios cada uno con su libro en la mano. Uno de ellos empezó su acusación contra una mujer de mala vida de Buenos Aires. "Jesús, dice la novena, pronunció contra ella la sentencia de muerte repentina y juntamente a condenación eterna." (Pág. 7.) Desapareció el demonio para ir a ejecutar la sentencia. Otro demonio leyó en su libro que en Chile había otra mujer de mala vida. "Jesús pronunció contra ella sentencia de muerte y condenación." (Pág. 8.) El demonio corrió a cumplir la sentencia. Se presentó otro acusando a un hombre de llevar mala vida en Cuzco, y este hombre era precisamente el mismo que se detuvo a presenciar el espectáculo del cementerio. "Al ir el justo Juez a pronunciar contra él la sentencia de muerte y condenación, María Santísima y el Señor San José se arrodillaron ante el Divino Maestro pidiendo por él, alegando que muchas veces había invocado sus Santísimos nombres pidiendo su amparo *

El aliden es la llamada á la oracion desde la torre ó alminar de la mezquita, segun se dijo en la pág. 98, nota 1. El erudito comentador de Luitprando D. Lorenzo Ramirez de Prado, alegando la autoridad de nuestro cronista Juliano, supone que el manto ó almalafa de las hembras árabes de España era comun á hombres y mugeres. Nam Miramolinus feminas vetuerat, ne transirent ad Hispanias.

Cuando iban á recoger los frutos de la primera cosecha, una corporacion religiosa que tenía terrenos en el pueblo vecino, reclamó la propiedad de aquellos campos, alegando que se encontraban dentro de sus linderos, y para probarlo trató de plantar en el mismo momento sus jalones.

58. A los de Yapeyú por este tiempo les fué muy mal en lo que intentaron contra los españoles: porque como algunos de estos todavia se hallaban en el Salto del Uruguay, y habiéndose ya vuelto los confederados de los otros pueblos, los de Santo Tomé quitaron á los españoles ayer por la noche (era la de 3 de Octubre) 20 caballos con sus sillas, y mataron á algunos de ellos: por lo cual procurando los españoles les sucediese mejor, y deseando recuperar sus caballos, siguieron al enemigo; y bien de mañana dieron sobre un escuadron de 192 Yapeyuanos, que estaban segregados de los demas, y confiados en mismos. Enviaron por delante tres exploradores, y habiendo estos llegadose á razones, alegando cada cual la causa de su venida, los españoles, acercándose

Gayangos esplica en la propia nota, alegando la autoridad de Idrisi, que la copia de Córdoba se denominaba Othmaní, no porque Othman la hubiese escrito, sino porque en ella se contenian cuatro hojas del Koran con que el Califa habia intentado escudar su pecho contra el puñal de sus asesinos.

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