Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de julio de 2025
Por esto, al pasar del tren de Ortuella al de Portugalete, en la estación de El Desierto, experimentó ante el magnífico panorama de la ría la misma impresión de asombro de los aldeanos que sólo abandonaban sus caseríos ó la anteiglesia de su vecindad, cuando un asunto importante los llamaba á la villa.
No había que contar con ellos para subvencionar la orquesta, ni el teatro, ni otro recreo público. Los jóvenes indígenas si querían divertirse necesitaban apelar al bolsillo de sus papás. Ya sabían que era inútil solicitar el auxilio del oro americano. Esto les indignaba. Por la espalda, y aun de frente, les llamaban roñosos, aldeanos, burros cargados de dinero.
Si entre tanto hubiera habido en mí alguna inclinación natural, alguna aptitud de las que hacen hasta placentera a muchos hombres, sin ser aldeanos, la vida campestre, menos mal; pero, por desgracia mía, me faltaban todas en absoluto.
Aquellos mismos bancos de nogal, sobre los cuales extendían sus piernas deformes o mutiladas, los pobres heridos o enfermos, servían en aquel entonces para sostener el ataúd. Así, puede decirse, que aun después de muerta se apoyó sobre los propios instrumentos de su caridad. Un llanto general surgió en aquel momento de los mil comprimidos corazones de todo aquel pueblo de aldeanos.
La escalera movible que se enganchaba en el umbral ya no existe, y el celoso arqueólogo que quisiera leer ó más bien adivinar las pocas palabras orgullosas esculpidas en la piedra, tiene que coger una escalera de mano. Para introducirse en la torre, adoptaron los aldeanos medio más violento: han perforado el muro al nivel del suelo.
Los versolaris, cada vez más ebrios, espoleados por el gran suceso, improvisaban á rienda suelta, cantando el triunfo de los de la tierra, con alusiones á los ricos de las minas, que provocaban el regocijo de los aldeanos. Iban alejándose en sus carreras las familias de los caseros.
Yo velé solo, y después con Filiberta, esperando la hora de la noche en la cual los aldeanos de Milly debían ir llegando uno a uno y sin ruido, para llevar sobre sus hombros, a través de cuatro horas de marcha, el cuerpo de su señora.
Las escenas que siguen inmediatamente á éstas, pintan los estragos hechos por el enemigo, los ayes de los habitantes de las aldeas, y luego la brillante victoria de Fernán González, que, á la conclusión del primer acto, es solemnizada con alegres fiestas por los aldeanos. En el acto segundo aparece el Conde en León, á donde ha sido invitado para asistir á las Cortes.
Por espacio de tres ó cuatro días sólo con D. Prisco cambió algunas palabras. Pero su temperamento vivo y locuaz no tardó en levantar la cabeza. Comenzó á departir con la gente y á mezclarse entre los grupos de aldeanos buscando conversación. Algunos días montaba á caballo y se iba á la Pola y allí visitaba á los amigos y conversaba con ellos largamente.
Durante los días de saqueo del año 1789, unos aldeanos, venidos de otros departamentos lejanos, todo lo destrozaron; particularmente los escudos heráldicos, aparecen hechos trizas. Nada puede lisonjear nuestro amor propio. Yo me alegro de ello, porque algunas veces este amor propio lo he tenido con exageración.
Palabra del Dia
Otros Mirando