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Actualizado: 1 de junio de 2025


Mas como no era de presumir que ella por su voluntad se hubiese arrojado sobre de aquel modo brusco é inconveniente, pues jamás había hecho daño á ninguna muñeca, creí más probable que de alguna casa me la hubieran arrojado. Alcé la cabeza vivamente. En efecto, el reo estaba de pie en el balcón de un primer piso, suspenso, atónito, consternado. Era una niña de trece á catorce años.

Acaeció, pues, que un día, estando en un terrado de nuestra prisión con otros tres compañeros, haciendo pruebas de saltar con las cadenas, por entretener el tiempo, estando solos, porque todos los demás cristianos habían salido a trabajar, alcé acaso los ojos y vi que por aquellas cerradas ventanillas que he dicho parecía una caña, y al remate della puesto un lienzo atado, y la caña se estaba blandeando y moviéndose, casi como si hiciera señas que llegásemos a tomarla.

8 Y os meteré en la tierra, por la cual alcé mi mano que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y [yo] os la daré [por] heredad. Yo [soy] el SE

620 Al fin de tanto lidiar, en el cuchillo lo alcé, en peso lo levanté aquel hijo del desierto; ensartado lo llevé, y allá recién lo largué cuando ya lo sentí muerto. 621 Me persiné dando gracias de haber salvado la vida; aquella pobre afligida, de rodillas en el suelo, alzó sus ojos al cielo sollozando dolorida.

-Ya te entiendo, Sancho -respondió don Quijote-: mueres porque te alce el entredicho que te tengo puesto en la lengua. Dale por alzado y di lo que quisieres, con condición que no ha de durar este alzamiento más de en cuanto anduviéremos por estas sierras.

Sin temor de ninguna clase me echo el jarro lleno sobre el cuerpo... Por la noche me acuesto en cuanto puedo... A la comida, agua pura... Los alimentos sanos, nutritivos... Y en cuanto a esas porcuzas que acaban con los hombres, siempre procuré tenerlas lejos... Cuando era estudiante, hubo una que hasta quiso ponerme casa; pero yo alcé el bastón ¡barájoles! y, si no se me escapa pronto, la dejo como una breva.

Como valor fingía, de mis ojos el llanto contener pude un instante; para no ver sus míseros despojos oculté entre mis manos mi semblante. Alcé luego la frente, mas no estaba su cadáver allí. ¡Vana porfía! ¡Ya su cuerpo en la tierra descansaba! ¡Ya en una tumba su beldad yacía!

Y ya no dudé, no: y al consagrar mi felicidad a Dios, me alcé fuerte y tranquilo, lleno de vida y de juventud y de esperanza.

Cuando el objeto que tiene que mirarse está muy alto, hay que pararse para levantar la cabeza. Permítame el lector que yo alce la frente procurando dominar con los ojos del alma la cúpula grandiosa de ese magnífico panteon, y luego le diré lo que mi pobre pensamiento ha podido ver y adivinar. Hoy terminaré con algunas curiosidades.

A nuestras góticas catedrales y á nuestros moriscos palacios les encuentra el defecto de que al pié de sus muros se alce la albahaca silvestre y el agreste tomillo, circunstancias poco en consonancia con los monumentos franceses.

Palabra del Dia

lanterna

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