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Actualizado: 6 de junio de 2025


Mas oro, y plata es lo que lo vale: Y bien es honra, mando, poderío, Cualquiera de estas cosas equivale, Y trae al retortero, al albedrio. Que aunque no sea forzada, empero sale La voluntad de madre como rio, Y lleva á la razon tras rendida, Y á su diccion y gusto sometida.

Estudiado Paris en esta tendencia, no parece un pueblo oriundo de los latinos, herederos, como Atenas, de la esclavitud de la mujer asiática. Así sucede que la mujer francesa, desarrollada en todas las faces de la vida social, tiene un aire de dignidad, de fuerza, de albedrío, y un grado de despejo y de inteligencia que nos maravilla.

Algunos modernos hacen actos de la voluntad, y no del entendimiento, al asenso y disenso, y por consiguiente al juicio; y lo fundan en que á nuestro albedrio consentimos en las proposiciones, ó disentimos á ellas quando queremos, lo que parece propio de la voluntad. Esta qüestion la tengo por poco util para hallar la verdad, y evitar el error en las Artes y Ciencias.

Firme creyente yo en el libre albedrío, aseguraba que todo ser humano, ya por naturaleza, ya por gracia, que Dios le concede si de ella se hace merecedor, puede vencer las más perversas inclinaciones, domar el carácter más avieso y no incurrir ni en falta ni en pecado.

¿Supongo dijo el general que serán veinte mil libras de carbón de piedra? Mi tío dijo Rafael es como los bolsistas, que suben y bajan las rentas a su albedrío. Sir John apostó que subiría a la Giralda a caballo, y ese es el gran objeto que le trae a Sevilla.

Haré un esfuerzo replicó la muchacha ; todo, todo lo sabrás, aunque me condenes por audaz o me tengas por loca. El hombre de que te he hablado me asedia, me acosa y viene a en la calle, en la iglesia y en tu misma casa y me hace las más insolentes proposiciones. Espera deslumbrarme y seducirme y que le rinda mi albedrío.

Yo persistí en trabajar, pues tenía curiosidad de saber si aquella fuerza salvaje lograría oprimir, poner trabas al libre albedrío, y conseguí no obstante mantener mi pensamiento en actividad, dueño de mismo. Escribía y me observaba. A la larga, sólo la fatiga y la falta de sueño consiguieron trastornar una de mis potencias, creo que la más delicada del escritor, el sentido rítmico.

Sólo digo ahora que la pena que me ha causado ver estas blancas canas y este rostro venerable en tanta fatiga, por alcahuete, me la ha quitado el adjunto de ser hechicero; aunque bien que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan; que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que le fuerce.

Lo que me acontece en dicho ejemplo, se verifica con respecto á muchísimos otros; y así es que experimento dentro de una serie de fenómenos que me representan objetos externos, pero sin ninguna necesidad que me fuerce á estar sometido á ellos; pues los quito y los reproduzco con simples actos de mi libre albedrío.

Contra esto nada puedes ; nada pueden tus iguales. Hay, a pesar de todo, en la efusión de las potencias del alma, algo de corporal que está sujeto al hado. Esto es lo que he perdido en Asclepigenia. La fatalidad me lo roba. El libre albedrío de ella no ha sido bastante brioso para defenderlo con heroicidad.

Palabra del Dia

vorsado

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