United States or Central African Republic ? Vote for the TOP Country of the Week !


Figuran al lado de las frutas de las zonas templadas, la naranja, el melocotón, la manzana, la pera, uvas, melones, sandías, albaricoques, toda la infinita variedad de las frutas tropicales, la guanábana, el mango, el aguacate, la chirimoya, la gramilla, el plátano... y doscientos más cuyo nombre no me es posible recordar.

Un asado, ciruelas, un caldo, melocotones, caza, albaricoques, patatas, y así otras varias cosas; pero todo esto mezclado y como en tropel. Aquello era á la vez comida y concierto vocal, sólo que la música hubiera podido suprimirse, sin profanar el polvo de Bellini.

La vaca y el carnero hacen honor á su alto renombre. Todavía hay fresa abundante, y las cerezas entran enredadas unas en otras, porque no les gusta ir solas; que bien se conoce su cortedad de genio en el vivo rubor que enciende sus mejillas. Las uvas y melones no vienen aún; pero Toledo nos manda sabrosos albaricoques.

Por supuesto que en muchas ocasiones la barriga era de pega, es decir, rollo de trapos; pero ni guardián ni portero podían meterse a averiguarlo. Para ellos vientre abovedado era pasaporte en regla. Y de los conventos de frailes pasaban a los monasterios de monjas; y de cada visita regresaba a casa la niña del antojo provista de ramos de flores, cerezas y albaricoques, escapularios y pastillas.

ALBARICOQUE MOLDEADO. Se pesa la misma cantidad de azúcar que de albaricoques; se les quitan los huesos y la piel, y cortados a trozos se ponen a hervir a la vez que el azúcar, y cuando está a punto, se saca a moldes y se deja enfriar.

Aparte se hace almíbar a punto de caramelo, se mueve mucho, se acerca al fuego, y sin dejar de mover, para que no se pegue, se hace hervir unos veinte minutos a fuego suave, hasta que esté a punto. PASTA DE ALBARICOQUE. Se quita el hueso a los albaricoques y se hace lo mismo en todo que la fórmula anterior.

Desenredó luego Poldy más de un metro de listón que estaba devanado en la tela de seda, dándole forma de ovillo, y desenvuelta la tela, que era del color de los albaricoques, vio escritos en ella con muy negra tinta varios renglones en extrañas y menudas letras. Ella las miró y las remiró, pero en vano, porque no conocía una sola.

Doblegábanse los nispereros con el peso de los amarillos racimos cubiertos de barnizadas hojas; asomaban los albaricoques entre el follaje como rosadas mejillas de niño; registraban los muchachos con impaciencia las corpulentas higueras, buscando codiciosos las brevas primerizas, y en los jardines, por encima de las tapias, exhalaban los jazmines su fragancia azucarada, y las magnolias, como incensarios de marfil, esparcían su perfume en el ambiente ardoroso impregnado de olor de mies.

Bobart padre, antiguo abogado, acababa de hacer entrar al miembro del Instituto en su terreno favorito, preguntándole qué influencia ejercía el viento norte sobre el cultivo de los albaricoques en el centro de Francia, y Truchelet, apoyado en la chimenea, se disponía á probar que el descenso más ó monos rápido de la temperatura polar, produciendo mayor ó menor calor en las corrientes submarinas, era causa de las buenas ó malas cosechas en el país más templado de Europa, cuando la señorita Guichard llamó á Bobart con un ademán y lo hizo acercarse á ella.

MERMELADA DE ALBARICOQUE. Se pesa el azúcar en la misma proporción que los albaricoques; se pelan y cortan a trozos, y en un perol se pone una capa de fruta, otra de azúcar y así sucesivamente, dejándolo un día entero; después se acerca al fuego, y sin dejar de mover, para que no se pegue, se hace hervir hasta que tome punto.