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Actualizado: 20 de junio de 2025


Ah, señor, ¡qué fortuna que no haya partido! Tome esta carta. Reconocí la letra del señor Laubepin. Me decía en dos líneas que la señorita de Porhoet estaba gravemente enferma y que me llamaba. No me tomé sino el tiempo necesario para mudar caballos y me arrojé en la silla, después de haber decidido á Alain, no sin trabajo, á que se sentara frente á . Entonces lo aturdí á preguntas.

Es muy probable. Alain Chartier fué besado en los labios por una reina y no era más que poeta... ¡Digo! Si hubiera sido músico... , dijo Tragomer; pero las bacantes mataron á Orfeo. Estaban borrachas... Y, además, ¿quién sabe? Acaso Orfeo no quiso tocar lo que ellas le pedían. Maugirón se puso á tararear, con aire malicioso. ¡Ah!

El señor habrá podido observar que siento un particular placer en prestarle mis servicios, y es que le hallo un aire muy marcado de nobleza. ¿Está usted seguro, señor, de no ser noble? Lo temo, mi pobre Alain.

No, señora le dije riendo, no esperaré ni un minuto; ó soy intendente ó no lo soy. Señora dijo el viejo Alain, que se hallaba allí, se podría enganchar para el señor Odiot el carricoche del padre Hivart; no tiene elásticos, pero por lo mismo es más sólido.

Este extraño acontecimiento me causó la más viva sorpresa. Sin embargo, con ayuda de mis recuerdos y de los detalles confusos, que me daba Alain, llegué á darme una explicación de ellos, que noticias más positivas debían confirmar muy luego. Como ya he dicho, el negocio de la sucesión de la rama española de los Porhoet había pasado por dos fases.

Mientras Alain amarraba la barca á las ramas de un sauce: ¡Y bien! señor dijo saltando con ligereza sobre la hierba ¿no se halla mal? ¿no está usted trastornado, herido, petrificado? Se dice sin embargo que este sitio es lindísimo. A me gusta, porque siempre hay fresco en él... Pero... sígame en estos bosques, si se atreve, y yo le mostraré esas famosas piedras.

Entonces nada faltaría á sus perfecciones. Pero me parece, Alain, que eso sólo depende de su voluntad. Si el señor se refiere al señor de Bevallan, en efecto, sólo depende de su voluntad, pues que la ha pedido hace más de seis meses.

La señora de Laroque confundió con una mirada fulminante al desgraciado Alain, que osaba proponer á un intendente de mi especie, que había asistido á un espectáculo en casa de la gran duquesa Elena, el carricoche del padre Hivart. ¿La americana no pasaría por el camino? preguntó. ¿La americana, señora? No, á fe mía.

El señor Desmarest, después de haberme hecho una primera cura, montó en carruaje con la señora de Laroque, que iba á esperar en la villa d'Elven, el resultado de las pesquisas, que el señor de Bevallan debía dirigir en las inmediaciones de la torre. Eran cerca de las diez cuando Alain vino á anunciarme que la señorita Margarita había sido hallada.

Lo que no le impide ser un mal individuo, que pasa su tiempo en corromper á las jóvenes de la comarca. Y si el señor tiene ojos, puede ver que no tendría empacho en hacer de sultán en el castillo, mientras consigue algo mejor. Hubo una pausa silenciosa, después de la cual Alain dijo: Qué desgracia es que el señor no tenga de renta siquiera un centenar de miles de francos. ¿Y por qué, Alain?

Palabra del Dia

rigoleto

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