Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de julio de 2025
Desenganchamos el ancla, por si la cuerda nos podía servir, y descansamos. Estábamos sobre una cornisa de piedra carcomida, llena de agujeros y de lapas, que corría en pendiente suave hacia el interior de la cueva. Unos pasos más adentro, en su borde, habia un tronco de árbol, lo que me dió la impresión de que esta cornisa era un camino que llevaba a alguna parte.
Tenía el cuello atravesado por el balazo, y los dos agujeros abiertos por el proyectil manaban sangre: el sable estaba caído a pocos pasos, y él, con la mano izquierda, crispada y sucia, conservaba agarrado un trapito rectangular y blanco, sujeto a una cinta que le salía de entre las ropas del pecho.
No habría llegado aún Francisco Montiño al puente de Segovia, cuando su mujer, que había despedido á su hijastra para irse á dormir, se encerró en su dormitorio, se dirigió á una ventana, que parecía clavada, sacó con suma facilidad dos de los clavos, que sólo servían de una manera aparente, abrió, y tomando un papel, al que hizo tres agujeros, envolvió en él un pedazo de pan, sin duda para dar al papel peso, y se puso á cantar, teniendo fijos los ojos en una ventana cercana de una torre que por aquella parte del alcázar estaba contigua á las habitaciones del cocinero mayor.
El salvaje imita las grutas de los bosques o los agujeros de la roca: luego ve el mundo hermoso, y siente con el cariño deseo de regalar, y se mira el cuerpo en el agua del río, y va imitando en la madera y la piedra de sus casas todo lo que le parece hermosura, su cuerpo de hombre, los pájaros, una flor, el tronco y la copa de los árboles.
Por fin un portero sacó del zaguán de la Alhóndiga una mula cubierta de fúnebre gualdrapa con dos redondos agujeros ribeteados de blanco a la altura de los ojos. Se produjo un movimiento general. Tres alguaciles montaron en sus caballos.
Así se refugiaban máscaras a aquel estrecho local, y se apiñaban y empujaban unas a otras como si fuera de la puerta las esperase el más inminente peligro. Iban y venían los mozos aprovechando claros y describiendo sinuosidades como el arroyo que va buscando para correr entre las breñas de las rendijas y agujeros de las piedras.
Confieso que me hubiera agradado estar en el fondo de uno de esos agujeros; mas mi acompañante prefería estar al descubierto, tener anchuras, ver a lo lejos y sentir ante sí el campo libre. Hicimos bien, porque los cazadores se internaban en la selva. ¡Oh!
Al llegar al cuarto de la Rumalda, planchadora, viuda, con su madre enferma en un camastro y tres niños menores que andaban en el patio enseñando las carnes por los agujeros de la ropa, Torquemada soltó el gruñido de ordenanza, y la pobre mujer, con afligida y trémula voz, cual si tuviera que confesar ante el juez un negro delito, soltó la frase de reglamento: «D. Francisco, por hoy no se puede.
A las seis vencimos la barra, balanceándonos en el gran Pacífico; orzamos para tomar rumbo, pero la vela se empeñaba en no tomar viento, empeño perfectamente justificado al ver los agujeros que tenía su triangular superficie y la poca gana de soplar que había por arriba.
Una careta vieja de cartón o un trapo con agujeros para los ojos era lo único que distinguía a las máscaras en aquel mundo donde todos parecían igualmente disfrazados. En medio de las callejuelas, junto a las puertas y en el interior de los corrales, veíanse montones de papelillos de color mezclados con la basura.
Palabra del Dia
Otros Mirando