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Actualizado: 9 de junio de 2025


La resistencia estimulada por dolores muy agudos, llegó a la más rotunda negativa ante la idea de galopar «hasta lo de Anastasio». ¡Pues yo voy! dijo Melchor, y voy no sólo porque estoy comprometido conmigo mismo a ir, sino porque también me duele el cuerpo y estoy en la certeza de que si hoy me dejo dominar por los dolores, mañana no podré moverme; conque, hasta luego.

Y, sin embargo, lo declaro ingenuamente: Pereda y yo nos hemos llevado en esta ocasión un solemnísimo chasco. Pedro Sánchez ha parecido, no ya a la masa de los lectores, sino a los críticos más agudos y perspicaces, la más novela entre las novelas de Pereda, la mejor compuesta y aderezada, la más grave y madura en el pensamiento, la más apasionada en los momentos de pasión.

A Maximiliano le había dado su metamorfosis una penetración intermitente. En ocasiones poseía la vista rápida y segura del ingenio superior; en ocasiones era tan ciego que no veía tres sobre un burro. Las pasiones exaltadas producen estas pasmosas diferencias en la eficacia de una facultad, y hacen a los hombres romos o agudos cual si estuviera el espíritu sometido a una influencia lunática.

Solamente, en medio de ese rumoreo adormecedor, lanzaban de vez en cuando al aire sus agudos chillidos algunos pequeños mochuelos que volaban de rama en rama e iban a posarse finalmente en las medio desnudas de un viejísimo roble.

Las figurantas van á sus casas á almorzar sin quitarse el traje, por no perder tiempo. Sobre las vallas de los estudios se elevan, unas veces, la torre Eiffel, si la obra transcurre en París, y otras, el palacio de los Dogas venecianos ó los agudos minaretes de una mezquita oriental.

Ahora van á sangrar dijo Sanabre, señalando á un obrero viejo que hurgaba con una palanca en la boca del horno cubierta de tierra refractaria. Se abrió un pequeño agujero en la base de una de las torres y apareció un punto de luz deslumbradora, una estrella roja de agudos rayos que herían la vista.

Después siguió con la vista fija en sus padres, y ambas manos en la cabeza señalando sus agudos dolores.

Las cumbres de las colinas inmediatas al río estaban ocupadas por mudas poblaciones entre cuyos edificios blancos surgían agudos grupos de cipreses. Y en el lado opuesto de la gran urbe existían igualmente otros campamentos de silencio y olvido. La ciudad vivía entre un apretado cordón de fuertes de la Nada.

Ya no eran solamente la delgadez singular, la fatiga y la inapetencia los fenómenos que se advertían en su organismo. En los últimos tiempos comenzó a sentir agudos dolores de estómago a ciertas horas del día, que le dejaban extremadamente abatido y triste.

Habiendo andado en toda aquella tarde como la milésima parte de la ciudad, los traxéron de vuelta á palacio. Candido se sentó á la mesa entre Su Magestad, su criado Cacambo, y muchas señoras; y no se puede ponderar lo delicado de los manjares, ni los dichos agudos que de boca del monarca se oían.

Palabra del Dia

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