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Actualizado: 23 de mayo de 2025


Tenebroso era el bosque que les rodeaba, y las ramas de los árboles crujían agitadas por ráfagas violentas, mientras un solemne y añoso árbol se quejaba lastimosamente como si refiriese á otro árbol la triste historia de la pareja que allí se había sentado, ó estuviera anunciando males futuros.

Estrellábase contra la cabaña, que crujía siniestramente: oíase este invisible elemento, lúgubre entre las bóvedas sonoras de las altas ruinas del fuerte; violento entre las agitadas ramas de los pinos; plañidero entre las atormentadas cañas del navazo; y se desvanecía gimiendo en la dehesa, como se disipa la sombra gradualmente en un paisaje.

Mientras fuera se revolvían furiosamente las aguas agitadas por la tempestad, en aquel lago reinaba la más absoluta calma. Su superficie estaba tranquila y era bruñida y lisa como la de un espejo metálico. Apenas la chalupa hizo moverse la superficie de sus aguas, despidieron éstas resplandores fosforescentes. Pero ¿dónde estamos? preguntaron Hans y Cornelio.

El suceso no era para tomarlo a risa. No se trataba de un cólico vulgar, y la pobre bestia, sostenedora inconsciente del prestigio de la familia, revolcábase abajo, en la obscura y húmeda cuadra, quedando panza arriba y con las patas agitadas por un temblor convulsivo. La situación fue ridícula y conmovedora.

Donde la pobre oveja deja su lana enganchada a los espinos. Donde no se siente en verano el murmullo de las aguas. Ni el susurro de las hojas agitadas por el viento. Ni el canto del ruiseñor, cuyas melodías de paz consuelan el alma. Bajo los rayos de aquel sol cobrizo, sólo la cigarra ensordece con sus chirridos.

Si es encantador y variado para el Robinsón tendido en el islote ó encaramado al tronco de un árbol, el aspecto del arroyo, es mucho más hermoso todavía para el visitante que sigue la orilla de sinuosidad en sinuosidad, caminando tan pronto sobre las rocas tapizadas de zarzas, como sobre la espesa hierba de la pradera, ó bajo la móvil sombra de las ramas agitadas.

Contenida el agua por un obstáculo cualquiera, la corriente se desprende de las partículas de piedra de que estaba saturada. Al lado de la balsita crece un helecho que balancea sus verdes hojas agitadas por el aire húmedo, mientras que sus raíces, sumergidas en el agua, están recubiertas de una capa de piedra.

Es muy interesante observar esa doble gama, y á menudo el seguirla, yendo del tono más débil al más fuerte. La del Océano, que parte de las aguas fuertes y fortificantes, venteadas, agitadas, de la Mancha, se dulcifica en extremo al Mediodía de la Bretaña, humanizándose todavía más en Gironde, y es muy apacible en la cerrada concha de Arcachón.

Volvióse el señor de los Pazos, y se quedó inmóvil, con la escopeta empuñada por el cañón, jadeante, lívido de ira, los labios y las manos agitadas por temblor horrible; y en vez de disculpar su frenesí o de acudir a la víctima, balbució roncamente: ¡Perra..., perra..., condenada..., a ver si nos das pronto de cenar, o te deshago! ¡A levantarse... o te levanto con la escopeta!

Las orillas están orladas de mimbres en primer término. Por detrás de ellos asoman algunas filas de álamos blancos, cuyas hojas plateadas, heridas por la luz y agitadas por el soplo blando de la brisa, despiden hermosos destellos. La falúa se deslizaba suavemente, aguantando imperturbable los rayos solares. El aire reseco había perdido sus condiciones de sonoridad.

Palabra del Dia

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