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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Algunas de aquellas guirnaldas estaban formadas de hierbas odoríferas, de esas que las niñas gustan de guardar en su pupitre, aquí y acullá, enlazadas con las plumas del bacai de la vainilla y de la anémona silvestre, el maestro reparó en la capucha azul oscuro de la adormidera o acónito venenoso.
Empezó á hablar de la Convención, y dijo que era preciso cortar las cabezas de adormidera. Le aplaudieron mucho, y yo confieso que fué una gran cosa, aunque, á decir verdad, no le entendí más que si hubiera hablado en judío.
Para justificar las señoritas este avance hacia los parajes ocupados por sus amigos, continuaban su tarea distributiva entre los señores adormilados que fingían leer en las inmediaciones del fumadero. «Señor, ¿un bombón?...» Y el gringo, despertado de su lectura por la voz juvenil, levantaba los ojos del volumen alemán o inglés y metía la mano en la arquilla murmurando: «Grachias, mochas grachias». Luego, volvía a sumirse en el libro adormidera. «Señor, ¿un chocolate?» Y el brasileño de tez amarilla y picudas barbillas, enjuto y anguloso, como si el sol ecuatorial hubiese absorbido toda su grasa, saltaba del sillón con galante apresuramiento, como si le fuese en ello la vida: «Muito obrigado... ¡oh! muito obrigado». Y sólo al estar lejos la señorita osaba devolver la gorra a su cabeza y la cabeza al respaldo del asiento.
Si llegaran á saber estos manejos Alcalá Galiano y Flórez Estrada ... le digo á usted que me voy á reír de gusto. Esas son las cabezas de adormidera que es preciso cortar exclamó el viejo, guiñando el ojo y haciendo con la mano derecha, movida horizontalmente, la señal de quien corta alguna cosa. Pues fuera una lástima, porque son buenos chicos.
Entre dientes le cantaba una canción de adormidera, dándole palmadas en la espalda. «¡Qué gusto ser bebé! murmuró el Delfín , ¡sentirse en los brazos de la mamá, recibir el calor de su aliento y...!». Pasó otro rato, y Juan, despabilándose y fingiendo el lloriqueo de un tierno infante en edad de lactancia, chilló así: Mama... mama... ¿Qué? Teta. Jacinta sofocó una carcajada.
Palabra del Dia
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